“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, Fil. 3:13 y 14
En esta vida tendremos que tomar decisiones muchas veces. Es imposible acertar siempre, pero lo importante es que no gastemos nuestro tiempo ni nuestra energía torturándonos por lo que hicimos mal o por las decisiones equivocadas que tomamos. La autocrítica por lo que no se hizo o por lo que se hizo mal, además de ser nociva para la salud, hace que la gente pierda de vista lo que Dios tiene para nosotros. Por eso te digo: no te tortures por algo que no fue posible en el pasado.
Tal vez escogiste a la persona equivocada para casarte. Tal vez te saliste de la mejor empresa donde trabajabas. Tal vez tengas una hija embarazada que se fue de la casa. No importa lo que hagas, no te tortures. Si puedes remediar la situación, hazlo. Si sientes culpa, perdónate. Y comprende que tal vez actuaste así porque la ocasión así lo ameritaba o lo requería o simplemente porque no tuviste madurez para tomar la mejor decisión.
Cierta vez un pescador llegó a la playa de madrugada para trabajar y encontró una bolsita llena de piedras. Todavía no amanecía y comenzó a lanzar una por una al mar. Mientras hacía eso, fue amaneciendo hasta que, al prepararse para lanzar la última piedra, vio que era ¡una piedra preciosa!
Muy arrepentido le comentó el incidente a un amigo el cual le dijo: – Deberías prestar más atención a lo que haces…pero todavía te queda la última piedra.
Existen personas que no prestan atención a lo que hacen y luego se pasan la vida entera arrepentidas por lo que hicieron, y se martirizan por sus errores. Si estás actuando así, te dejo un mensaje especial:
“No malgastes tu tiempo en remordimientos ni en autocríticas. Reconoce los errores que cometes, pide perdón y continúa tu vida. Aún tienes muchas piedras preciosas en el corazón; muchos momentos bonitos para vivir y muchos errores por cometer. Aprovecha las oportunidades y disfruta plenamente la vida, y si crees que de repente vas por un mal camino y estás decidido a cambiar… cambia y rectifica... ¡Esos son regalos de Dios para ti!
¡A mí todavía me queda una piedra y la voy a cuidar con todas mis fuerzas!
En esta vida tendremos que tomar decisiones muchas veces. Es imposible acertar siempre, pero lo importante es que no gastemos nuestro tiempo ni nuestra energía torturándonos por lo que hicimos mal o por las decisiones equivocadas que tomamos. La autocrítica por lo que no se hizo o por lo que se hizo mal, además de ser nociva para la salud, hace que la gente pierda de vista lo que Dios tiene para nosotros. Por eso te digo: no te tortures por algo que no fue posible en el pasado.
Tal vez escogiste a la persona equivocada para casarte. Tal vez te saliste de la mejor empresa donde trabajabas. Tal vez tengas una hija embarazada que se fue de la casa. No importa lo que hagas, no te tortures. Si puedes remediar la situación, hazlo. Si sientes culpa, perdónate. Y comprende que tal vez actuaste así porque la ocasión así lo ameritaba o lo requería o simplemente porque no tuviste madurez para tomar la mejor decisión.
Cierta vez un pescador llegó a la playa de madrugada para trabajar y encontró una bolsita llena de piedras. Todavía no amanecía y comenzó a lanzar una por una al mar. Mientras hacía eso, fue amaneciendo hasta que, al prepararse para lanzar la última piedra, vio que era ¡una piedra preciosa!
Muy arrepentido le comentó el incidente a un amigo el cual le dijo: – Deberías prestar más atención a lo que haces…pero todavía te queda la última piedra.
Existen personas que no prestan atención a lo que hacen y luego se pasan la vida entera arrepentidas por lo que hicieron, y se martirizan por sus errores. Si estás actuando así, te dejo un mensaje especial:
“No malgastes tu tiempo en remordimientos ni en autocríticas. Reconoce los errores que cometes, pide perdón y continúa tu vida. Aún tienes muchas piedras preciosas en el corazón; muchos momentos bonitos para vivir y muchos errores por cometer. Aprovecha las oportunidades y disfruta plenamente la vida, y si crees que de repente vas por un mal camino y estás decidido a cambiar… cambia y rectifica... ¡Esos son regalos de Dios para ti!
¡A mí todavía me queda una piedra y la voy a cuidar con todas mis fuerzas!