“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”, Sal. 27:4
Dios mío…
- Ayúdame a decir la verdad en la cara de los fuertes y a no mentir para congraciarme el aplauso de los débiles.
- Si me das dinero, no tomes mi felicidad, y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio.
- Si me das éxito no me quites la humildad, si me das humildad no quites mi dignidad.
- Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándolos de traidores porque no comparten mi criterio.
- Enséñame a mar a los demás como me amo a mí mismo, y a juzgarme como lo hago con los demás.
- No me dejes embriagar con el éxito cuando lo logre, ni desesperarme si fracaso. Más bien, hazme siempre recordar que el fracaso es la prueba que antecede al éxito.
- Enséñame que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza, que el deseo de venganza es la primera manifestación de la debilidad.
- Si me despojas del dinero, déjame la esperanza, y si me despojas del éxito, déjame la fuerza de voluntad para poder vencer el fracaso.
- Si me despojas del don de la salud déjame la gracia de la fe.
- Si hago daño a la gente dame la fuerza de la disculpa, y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.
- Si te olvido, ¡no me olvides!
Dios mío…
- Ayúdame a decir la verdad en la cara de los fuertes y a no mentir para congraciarme el aplauso de los débiles.
- Si me das dinero, no tomes mi felicidad, y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio.
- Si me das éxito no me quites la humildad, si me das humildad no quites mi dignidad.
- Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándolos de traidores porque no comparten mi criterio.
- Enséñame a mar a los demás como me amo a mí mismo, y a juzgarme como lo hago con los demás.
- No me dejes embriagar con el éxito cuando lo logre, ni desesperarme si fracaso. Más bien, hazme siempre recordar que el fracaso es la prueba que antecede al éxito.
- Enséñame que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza, que el deseo de venganza es la primera manifestación de la debilidad.
- Si me despojas del dinero, déjame la esperanza, y si me despojas del éxito, déjame la fuerza de voluntad para poder vencer el fracaso.
- Si me despojas del don de la salud déjame la gracia de la fe.
- Si hago daño a la gente dame la fuerza de la disculpa, y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.
- Si te olvido, ¡no me olvides!