“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”, Mat. 25:13
En este pasaje de la Biblia se nos habla de 10 vírgenes, mismas que representan la iglesia. De esas 10 vírgenes, 5 eran prudentes y 5 insensatas. Las prudentes representan a aquella parte de la iglesia (creyentes) que son espirituales, mientras que las insensatas representan a los carnales, PERO…todos parte de la iglesia.
Las vírgenes insensatas tenían sus lámparas PERO no tenían aceite.
Las vírgenes prudentes llevaban sus lámparas y ADEMÁS llevaban aceite
El aceite representa la unción del Espíritu Santo
La Biblia dice que de repente, con el paso del tiempo o de las horas, TODAS cabecearon y se durmieron. Esto nos habla de los afanes, las pruebas, la indiferencia, y muchas otras cosas que vienen como consecuencia del DESCUIDO.
Sin embargo, en medio de ese letargo, nos dice la Biblia que hubo un CLAMOR; éste puede tener que ver con avisos, señales o una voz de alerta que nos despierte o nos haga reaccionar, cuando nos hemos descuidado.
Ante ese clamor, TODAS las vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas o intentaron prepararse; es decir, trataron de arreglar sus vidas como consecuencia del descuido.
Cuando las insensatas se dieron cuentan que no llevaron aceite recurrieron a las prudentes para que les proveyeran, PERO las prudentes tenían poco y debían cuidarlo porque se les podía acabar.
En eso estaban cuando LLEGÓ EL ESPOSO y ya nada pudieron hacer; las insensatas NO tuvieron oportunidad de llenar sus lámparas con aceite porque ya era DEMASIADO TARDE. Por eso, mientras haya oportunidad debemos mantener nuestra lámpara (vida) llena siempre con aceite (Espíritu Santo). No nos dejemos llevar por aquellas cosas que nos distraen y apartan de nuestra relación con Dios, porque finalmente caeremos en el descuido.
Después de esto surge la recomendación: ¡Velad! Porque no sabéis a que hora el Señor ha de venir. Es decir, debemos estar apercibidos, alertas, preparados, despiertos en todo tiempo, buscándolo, siendo llenos del Espíritu Santo.
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”, 1ª Cor. 10:12
En este pasaje de la Biblia se nos habla de 10 vírgenes, mismas que representan la iglesia. De esas 10 vírgenes, 5 eran prudentes y 5 insensatas. Las prudentes representan a aquella parte de la iglesia (creyentes) que son espirituales, mientras que las insensatas representan a los carnales, PERO…todos parte de la iglesia.
Las vírgenes insensatas tenían sus lámparas PERO no tenían aceite.
Las vírgenes prudentes llevaban sus lámparas y ADEMÁS llevaban aceite
El aceite representa la unción del Espíritu Santo
La Biblia dice que de repente, con el paso del tiempo o de las horas, TODAS cabecearon y se durmieron. Esto nos habla de los afanes, las pruebas, la indiferencia, y muchas otras cosas que vienen como consecuencia del DESCUIDO.
Sin embargo, en medio de ese letargo, nos dice la Biblia que hubo un CLAMOR; éste puede tener que ver con avisos, señales o una voz de alerta que nos despierte o nos haga reaccionar, cuando nos hemos descuidado.
Ante ese clamor, TODAS las vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas o intentaron prepararse; es decir, trataron de arreglar sus vidas como consecuencia del descuido.
Cuando las insensatas se dieron cuentan que no llevaron aceite recurrieron a las prudentes para que les proveyeran, PERO las prudentes tenían poco y debían cuidarlo porque se les podía acabar.
En eso estaban cuando LLEGÓ EL ESPOSO y ya nada pudieron hacer; las insensatas NO tuvieron oportunidad de llenar sus lámparas con aceite porque ya era DEMASIADO TARDE. Por eso, mientras haya oportunidad debemos mantener nuestra lámpara (vida) llena siempre con aceite (Espíritu Santo). No nos dejemos llevar por aquellas cosas que nos distraen y apartan de nuestra relación con Dios, porque finalmente caeremos en el descuido.
Después de esto surge la recomendación: ¡Velad! Porque no sabéis a que hora el Señor ha de venir. Es decir, debemos estar apercibidos, alertas, preparados, despiertos en todo tiempo, buscándolo, siendo llenos del Espíritu Santo.
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”, 1ª Cor. 10:12