“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”, Fil. 2:5
La actitud se define como un sentimiento interno expresado en la conducta; a la actitud se le ve sin decir una sola palabra. Con frecuencia se expresa en nuestro lenguaje corporal y se nota en la expresión de nuestro rostro. ¡La actitud puede ser contagiosa! Puede simularse o fingirse, pero esto no dura mucho.
En cierta ocasión un niño de 4 años fue castigado por su mamá quien le ordenó sentarse en una silla y permanecer ahí por un tiempo. El niño se fue a la silla, se sentó y dijo: “estoy sentado por fuera, pero estoy de pie por dentro”. Esto es actitud. Una actitud negativa es como una terrible enfermedad. Una actitud positiva o correcta conduce al crecimiento.
Nuestro ejemplo de actitud es Jesús (Fil. 2:3 – 8). Nuestro comportamiento depende de nuestra actitud; es necesario cambiar nuestra actitud para cambiar nuestro comportamiento. La Biblia es nuestro manual sobre la correcta actitud de vida. Pablo escribió a los filipenses sobre un indicador de actitud: “Haya, pues, en vosotros esta misma actitud que hubo también en Cristo Jesús”. Cristo es nuestro ejemplo. En los versículos anteriores vemos las actitudes que Él poseía:
a) Humilde (verso 3 y 4)
b) Corazón de siervo (verso 6 y 7)
c) Obediente (verso 8)
Nosotros podemos y debemos tener la misma actitud en nuestras vidas. ¿Cómo podemos tener una actitud correcta?:
• Una mente renovada o una actitud cambiada nos lleva a cumplir la voluntad de Dios (Rom. 12:1 y 2)
• “La actitud determina el comportamiento”
Preguntémonos: ¿Cómo es nuestra actitud? ¿Qué determina nuestra actitud? ¿Nuestras actitudes agradan a Dios o le desagradan?
La actitud se define como un sentimiento interno expresado en la conducta; a la actitud se le ve sin decir una sola palabra. Con frecuencia se expresa en nuestro lenguaje corporal y se nota en la expresión de nuestro rostro. ¡La actitud puede ser contagiosa! Puede simularse o fingirse, pero esto no dura mucho.
En cierta ocasión un niño de 4 años fue castigado por su mamá quien le ordenó sentarse en una silla y permanecer ahí por un tiempo. El niño se fue a la silla, se sentó y dijo: “estoy sentado por fuera, pero estoy de pie por dentro”. Esto es actitud. Una actitud negativa es como una terrible enfermedad. Una actitud positiva o correcta conduce al crecimiento.
Nuestro ejemplo de actitud es Jesús (Fil. 2:3 – 8). Nuestro comportamiento depende de nuestra actitud; es necesario cambiar nuestra actitud para cambiar nuestro comportamiento. La Biblia es nuestro manual sobre la correcta actitud de vida. Pablo escribió a los filipenses sobre un indicador de actitud: “Haya, pues, en vosotros esta misma actitud que hubo también en Cristo Jesús”. Cristo es nuestro ejemplo. En los versículos anteriores vemos las actitudes que Él poseía:
a) Humilde (verso 3 y 4)
b) Corazón de siervo (verso 6 y 7)
c) Obediente (verso 8)
Nosotros podemos y debemos tener la misma actitud en nuestras vidas. ¿Cómo podemos tener una actitud correcta?:
• Una mente renovada o una actitud cambiada nos lleva a cumplir la voluntad de Dios (Rom. 12:1 y 2)
• “La actitud determina el comportamiento”
Preguntémonos: ¿Cómo es nuestra actitud? ¿Qué determina nuestra actitud? ¿Nuestras actitudes agradan a Dios o le desagradan?