FLEMÁTICO • Su más evidente debilidad es su falta de impulso y ambición; aunque siempre hará lo que se espera de él, rara veces hará algo más • No le gusta sufrir, por ello aprende a vivir como una tortuga construyendo una dura concha de autoprotección para escudarse de todos los dolores o afrentas del exterior • Una de sus debilidades menos evidentes es el egoísmo; éste lo hace indulgente consigo mismo y despreocupado de las necesidades de los demás • Son muy tercos, pero son a la vez muy diplomáticos que casi nunca se enfrentaran abiertamente a otra persona • Suelen ser exasperantes; nunca gritarán o discutirán, sólo arrastraran los pies o se plantarán firmes y no se moverán • Son ansiosos por naturaleza y temerosos; esta tendencia al temor los refrena frecuentemente de lanzarse a la ventura por su cuenta para conseguir hacer el máximo uso de su potencial. El temor les impide ser usados en sus iglesias; el temor los apaga • Una vez que se han entregado a una tarea, vienen a ser trabajadores muy fiables durante muchos años. Lo difícil es hacer que se comprometan a una tarea • Su más notoria debilidad es su tendencia a ser lento y ocioso. Se comportan como si arrastraran los pies, haciendo las cosas con la mayor lentitud posible. Su falta de motivaciones lo hace ser espectador en la vida, inclinado a hacer lo mínimo indispensable por la simple razón de que para él es “demasiado trabajo” • Debido a su agudo sentido del humor y a su habilidad como observador disimulado, echa mano a su ingeniosa capacidad para jugarles bromas a quienes lo molestan o amenazan motivarlo • Puede utilizar su rica imaginación para irritar y hacer enojar a los demás, mientras él jamás se excita o pierde su compostura • Son de los que se oponen a todo tipo de cambios por no querer correr el riesgo de verse comprometido; detesta apartarse de su conservadurismo principalmente de sus energías • Su tendencia a vacilar entre querer hacer algo y no querer pagar el precio hacen de su indecisión un hábito • Sus principales necesidades: amor, bondad, mansedumbre, templanza y fe
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”, Rom. 8:6 Para poder vivir una vida sobrenatural debemos mantenernos sumergidos en Su presencia. Pero si analizamos nuestra vida y nos ponemos a ver nuestra rutina de trabajo, nuestras deudas, las luchas diarias, ¿es esto vivir sumergidos en su presencia? ¿Por qué? Se nos olvida que como creyentes tenemos algo de mayor significado que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer: ¡las riquezas de la gloria de Dios en esta vida y en la futura! Si logramos comprender esto, NUNCA volveremos a ser los mismos. La llave para vivir la vida sobrenatural es la FE. Actuar por fe es el único camino a la vida sobrenatural (Romanos 5:1 y 2; Hebreos 11:6). Todos tenemos una fe natural; es la fe que mostramos en las cosas ordinarias que hacemos. La fe natural es necesaria para vivir la vida física; pero la Biblia habla de la fe espiritual como “…la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, (Hebr