Ir al contenido principal

“El hombre del estanque”

“… ¿Quieres ser sano?”, Juan 5:6


 

El estanque de Betesda quedaba por el mercado de las ovejas; la explicación probable al movimiento del agua que ahí tenía lugar es que por debajo del mismo había una corriente de agua que de vez en cuando se agitaba y movía las aguas. La tradición judía atribuía a un ángel el que las aguas se agitaran y que la primera persona que entrara al estanque después de la agitación de las aguas, quedaría curada de cualquier enfermedad.

Para el hombre de la historia (Juan 5:1 – 18), era poco probable que por su enfermedad alguna vez llegara a ser el primero en entrar al estanque después de que se hubieran agitado las aguas. Además, no tenía a nadie que lo ayudara a entrar. Jesús no dio a este hombre una conferencia acerca de la superstición de esperar hasta que se agitaran las aguas. El único deseo de Jesús era sanarlo.

Por otro lado, la larga enfermedad del hombre era un rasgo sobresaliente y significativo: treinta y ocho años de enfermedad indicaba desesperanza, resignación a su suerte y aceptación de lo inevitable. Jesús se dirige hacia él y hace una pregunta que nos podría parecer extraña: “¿Quieres ser sano?”, (v. 6). Esta pregunta podría parecer un tanto necia; cualquiera en el lugar de ese hombre desearía estar sano. La respuesta reveló que éste atribuía la culpa de su condición a que nadie había hecho nada por él. La parálisis del cuerpo estaba acompañada de una parálisis de su voluntad; por eso, Jesús lo escogió de entre todos los enfermos que pudieron haber estado ese día junto al estanque, para restaurar en él y en todos aquellos que estuvieran en situaciones similares su desesperanza física, emocional y espiritual.

Sin importar la respuesta del hombre, Jesús le dijo: “Levántate, toma tu lecho y anda”, (v. 9); esta orden debió parecer una burla, pero más que eso era un reto para una voluntad debilitada y para un cuerpo paralizado. Entonces, el paralítico se levantó y caminó.

Sabemos que el poder de Dios es soberano, pero también sabemos que Él jamás haría nada sin tomarnos en cuenta. Para que el milagro se diera el hombre tenía que levantarse como consecuencia del mandato de Jesús. El hombre decidió hacerlo y el milagro se hizo. Recordemos que Jesús estaba ordenando al hombre que intentara lo IMPOSIBLE: ¡Levántate! El hombre podría haber dicho, con resentimiento y dolor, que eso era exactamente lo que no podía hacer; pero el hombre decidió sujetar su voluntad a la Cristo y se efectuó el milagro. Siempre van de la mano el reconocimiento de nuestra incapacidad y el poder de Dios; cuando sujetamos nuestra voluntad a la de Dios… ¡veremos milagros!

Siempre debemos ofrecer ayuda si alguien la necesita; no hay tarea más grande que la de aliviar el dolor y la pena de otros. No hay excusa que valga para negarnos a hacer el bien; nuestra compasión debe ser incesante e interminable. Podemos dejar de lado otras tareas, pero la tarea de hacer algo por el prójimo no puede dejarse de lado.

Entradas populares de este blog

«Sumergidos en Su presencia»

“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”, Rom. 8:6 Para poder vivir una vida sobrenatural debemos mantenernos sumergidos en Su presencia. Pero si analizamos nuestra vida y nos ponemos a ver nuestra rutina de trabajo, nuestras deudas, las luchas diarias, ¿es esto vivir sumergidos en su presencia? ¿Por qué? Se nos olvida que como creyentes tenemos algo de mayor significado que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer: ¡las riquezas de la gloria de Dios en esta vida y en la futura! Si logramos comprender esto, NUNCA volveremos a ser los mismos. La llave para vivir la vida sobrenatural es la FE. Actuar por fe es el único camino a la vida sobrenatural (Romanos 5:1 y 2; Hebreos 11:6). Todos tenemos una fe natural; es la fe que mostramos en las cosas ordinarias que hacemos. La fe natural es necesaria para vivir la vida física; pero la Biblia habla de la fe espiritual como “…la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, (Hebr

Proclamar la Fe Salvadora de Jesucristo

¿Con qué frecuencia proclama usted la fe salvadora de Jesucristo de la manera tan ruidosa que proclaman los fanáticos del fútbol su fervor? ¿Cuántos cristianos conoce que tengan una fe tan intensa o tan apasionada? En su carta a la iglesia en Tesalónica , Pablo se regocija por la pasión de la joven congregación por hablarle a todo el mundo de Cristo. Por ser una activa ciudad portuaria, el apóstol sabía que la iglesia podía hacerse escuchar desde allí por todo el mundo. Los viajeros podían escuchar el evangelio y luego llevarlo a sus comunidades. 1 Tesalonicenses 1.1-10: 2 Reyes 24-25. ¿Ha asistido alguna vez a un evento deportivo de nivel profesional? ¡Es una experiencia surrealista! Uno está junto a decenas de miles de personas que animan y gritan lo más alto que pueden, como si sus gritos sirvieran para llevar a sus equipos a lograr la victoria. Al decir que la palabra del Señor se había “divulgado” desde la iglesia, Pablo ofrece una imagen excelente ( 1 Ts 1.8). Mucho

Alfombra roja

El camino por la alfombra roja y no uso ropa de un diseñador si no que fue mal herido y camino hacia la cruz y todo lo hizo por amor por que te ama si te ama y en esa cruz te lo demostró. El no tiene que andar promocionando y ni enseñando su cuerpo para que le presten atención ya que el uso su cuerpo para darnos vida y vida en abundancia (vers) El no anduvo ni con Thalía ni con París Hilton ya que no es Luis Miguel aun que si es un rompe corazones como Bradt pitt pero el quebranta tu corazón y te lo restaura y todo por amor. Nadie sabe como es físicamente pero tiene a millones enamorados ya que gracias a El conocimos el verdadero amor. El no es polo polo ha pero como nos alegra la vida por la eternidad. El gobierna los corazones de todos lo que le permiten entrar y no necesita comprar su voto como Peña nieto ya que el lo hace por Amor. El es como Brasil o como el real Madrid que gana todo en lo que participa ya que el es el campeón de campeones. El camino por esa alfombra roja el que