“… porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido”, Is. 43:20
Otro ejemplo lo tenemos en Moisés. Cuando estaba en Egipto era de la realeza, tenia educación, conocimiento, era orgulloso, prepotente; después de que huyó, Dios lo llevó al desierto durante 40 años para tratar con él. Uno de los propósitos más importantes de la soledad es que volvamos a nuestra comunión con Dios, porque a eso hemos sido llamados (1ª Cor. 1:9); es necesario que recobremos la comunión con el Señor, que le conozcamos, que lo entendamos.
¿Qué no hay que hacer en la soledad?
1- Desesperarnos: durante la soledad no debemos apresurarnos a tomar decisiones porque corremos el riesgo de decidir mal, de decidir influenciados por nuestros sentimientos y emociones
2- Deprimirnos: No te deprimas, no te pongas melancólico, deja todo atrás; “pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, Fil. 3:13b – 14. El enemigo nos traerá recuerdos del pasado, lo que tuvimos, lo que dejamos, lo que perdimos; no demos lugar a esos pensamientos, si el enemigo gana la batalla en la mente nos habrá ganado toda la batalla. No traigamos esas cosas a la mente; “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”, Fil. 4:8
3- Abandonarnos: no nos descuidemos, ocupémonos de nuestras necesidades físicas y espirituales; arréglate, báñate, alégrate, no descuides tu salud
¿Qué debo hacer en la Soledad?
1- Clamar a Dios: deleitémonos en su presencia, Él nos oye y no nos dejará; “En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes”, Sal. 86:7; "Mas yo a ti he clamado, oh Jehová, y de mañana mi oración se presentará delante de ti", Sal. 88:13 Cuando clamamos a Él, nos escucha y responde a nuestro clamor; “Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de Él escondió su rostro; sino que cuando clamó a Él, le oyó”, Sal. 22:24
2- Arrepentirnos: la soledad es un momento perfecto para examinarnos a la luz de la Biblia, ver nuestros errores, reconocerlos y arrepentirnos de ellos; este es el momento cuando debemos pedirle a Dios que nos examine así como lo hacía David, “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”, Sal. 139:23 y 24
Continuará…