“Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”, Gál. 4:7
I- VIVE COMO UN HIJO DE DIOS
¿Cuán diferente sería nuestra vida si fuésemos adoptados por la persona más poderosa, virtuosa y rica del mundo? La oferta de adopción ya fue hecha: el creador y soberano Dios del universo nos escogió para ser sus hijos (Gál 4:4 – 7).
Como creyentes tenemos un Padre increíble y amoroso que nos cuida y provee para nuestras necesidades; somos muy importantes para Él porque somos sus hijos amados, ¿nuestra vida refleja esa noble herencia?
Se cuenta la historia de un polluelo de águila que cayó de su nido y fue encontrado por un granjero que lo crió con sus pollos. El águila miraba a los pollos picotear la comida y empezó a vivir como ellos lo hacían, sin intentar nunca volar. Un día, un científico pasó por el corral y se preguntó por qué el rey de las aves estaría encerrado con los pollos. Anhelaba liberar a esa magnífica ave, de modo que intentó enseñarle a volar. Al principio, el ave solamente corría en derredor del corral aleteando. Finalmente, el científico llevó al ave a una alta montaña y la levantó hacia el cielo: “Eres un águila”, le decía, “Tú perteneces al cielo; extiende tus alas y vuela”. El águila empezó a temblar, extendió sus alas y se elevó al cielo. En las semanas y meses siguientes esa águila voló sobre el corral, pero nunca volvió a vivir como un pollo.
Como el águila, muchos de nosotros no entendemos completamente quiénes somos en Cristo. Como resultado, no experimentamos las increíbles bendiciones que Dios tiene para nosotros. Si realmente comprendemos cuánto nos ama, nunca seremos los mismos. Dios tiene un plan para nosotros, no lo olvidemos.
PRIVILEGIOS por ser hijos de Dios.-
1- Dios nos conforma al carácter de Cristo (Rom. 8:29): el propósito de Dios es que los seres humanos reflejemos su carácter. Dios quiere que dejemos nuestros deseos pecaminosos y carnales y que seamos más y más como Jesús (Ef. 5:1). Los hijos de Dios deben imitarlo y reflejar la imagen espiritual de nuestro salvador. Dios sabe que no podemos llegar a ser como Cristo mediante nuestras fuerzas o capacidades, de modo que Él nos moldea; Él quita nuestras imperfecciones para liberar lo que Él ha engendrado dentro de nosotros (Rom. 12:2)
Continuará…