“Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel”, Éx. 19:6
La Biblia nos enseña que los creyentes en Cristo hemos sido llamados sacerdotes para Dios; en 1ª Pe. 2:9 leemos, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
¿Te has puesto a pensar en tan grande responsabilidad? De hecho, en el libro de Levítico encontramos algunos datos interesantes que debemos considerar en cuanto al sacerdocio. Características o requisitos del sacerdote (Lev. 21:16 – 21):
Defecto Significado
- ciego = sin visión
- cojo = sólo la mitad funciona “siempre”
- mutilado = tiene de menos
- sobrado = tiene de más
- quebradura de pie
o rotura de mano = sólo funciona la mitad “temporalmente”
- jorobado
- enano
- nube en el ojo “Deformaciones serias”
- sarna tienen que ver con la vida, carácter,
- empeine hábitos
- testículo magullado
Dios nos ha escogido con un propósito; no somos producto de la casualidad ni estamos en esta vida sólo para “existir”. Hemos sido llamados a ser representantes de Dios en la tierra, a anunciar sus virtudes, a compartir de gracia lo que de gracia hemos recibido: ¡la salvación en Cristo Jesús!
Este llamado implica una gran responsabilidad: ningún defecto ni deformación deben ser nuestras características. Debemos dejar que Él moldee nuestra vida, carácter, hábitos y todo lo que somos para que seamos dignos representantes del que nos llamó.