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“Deja TODO en sus manos”

“Mi mano estará siempre con él, mi brazo también lo fortalecerá”, Sal. 89:21
A veces nos preguntamos, ¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué Dios tiene que ser tan injusto conmigo? En la siguiente historia está la explicación.
Una joven le cuenta a su madre cómo todo le ha salido mal: no salió bien en el examen de Matemáticas, su novio resolvió terminar con ella... y su mejor amiga está de paseo en otra ciudad. La madre en aquel momento tan difícil abrazó a su hija y la llevó a la cocina para preparar un pastel, consiguiendo arrancar de su rostro una sonrisa. Luego que la madre separó los utensilios e ingredientes que usaría, los colocó en la mesa y preguntó a su hija: -Querida, ¿quieres un pedazo de pastel? - ¡Claro Ma, sabes que me encanta el pastel!
- Está bien, respondió la madre. Bebe un poco de ese aceite que está en la cocina. Asustada, la hija respondió: - ¿Cómo dices? Jamás!!! - ¿Qué tal si te comes un huevo crudo? - ¡Nunca, Madre!
- ¿Quieres comer un poco de harina de Trigo o Bicarbonato de Sodio? - Madre, eso no me agrada, ¡me enfermaría! La Madre le respondió: - Es verdad, todas esas cosas están crudas y son feas separadas... Pero cuando las colocamos juntas, en su justa medida... ¡Ellas hacen un delicioso pastel!
Dios trabaja de forma similar. La gente se pregunta, ¿Por qué Él permite que pasemos por momentos difíciles? No saben que cuando Él permite que todas esas cosas entren en el orden perfecto, siempre será para hacer una obra perfecta en nuestra vida. No necesitas conformarte con ingredientes crudos.
Deja TODO en sus manos... y ¡se tornarán en algo fantástico!
Dios se preocupa tanto por ti que te envía flores todas las Primaveras... Hace nacer el Sol todas las mañanas...y siempre que quieras conversar, ¡Él está dispuesto a escucharte!
El puede vivir en cualquier lugar del universo... pero escogió vivir en tu Corazón

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