Reflexión Cristiana - “Enseñemos lo que es Bueno”
El mayor ejemplo de bondad, amor y misericordia lo tenemos en Jesús. Él es nuestro máximo ejemplo para enseñar lo que es bueno. Es nuestro deber enseñar lo bueno pero, ¿Cómo podemos comunicar eficientemente a los demás lo que se necesita para tener un correcto estilo de vida?
Lo podemos hacer por medio de la enseñanza o instrucción directa, pero la mejor y más eficaz manera para enseñarlo es por medio del ejemplo. Esta debiera ser la meta de todos nosotros, el poder impactar a los demás a través de nuestra propia vida. Para ello, debemos recordar que nadie puede enseñar lo que no sabe.
Para poder hacer lo que Él hizo y actuar como Él actuó debemos conocerlo, para después imitarlo; a esto es a lo que el apóstol Pablo se refería cuando les dijo a los corintios que le imitaran, así como él imitaba a Cristo. En otras palabras, debemos demostrar con nuestra vida lo que estemos tratando de enseñar.
La enseñanza de Pablo se basaba en decir y hacer, y el hacer era siempre fundamento de su decir. Por medio de nuestra actitud, el tono de voz y el ejemplo de vida podemos transmitir lo que queremos enseñar. Cuando los demás observan nuestra fidelidad y ferviente amor por Dios, las palabras adquieren mayor significado.
Ejercitarnos en la piedad es algo que sólo se consigue teniendo un estilo de vida que sea un reflejo de la vida de Cristo en nosotros. Enseñar lo bueno, entonces, es comunicar lo verdadero, lo que viene de Dios, su voluntad. Sólo en la medida en que sepamos lo que Dios dice, podremos enseñar lo que es bueno, puesto que todo lo bueno proviene de Dios. Una de las maneras en que podemos empezar a enseñar lo bueno es a través de las siguientes sugerencias:
1- Haz una lista de las áreas en tu vida en las que vives de una manera práctica las enseñanzas cristianas; por ejemplo, eres hospitalario (a), eres fiel esposo (a), eres un buen administrador de tus finanzas, etc.
2- Registra aquellas áreas en las cuales necesitas trabajar más para poner en práctica lo que has aprendido; por ejemplo, ser una buena ama de casa, ser un buen proveedor, tener un corazón perdonador, no ser egoísta, no dejarse dominar por las preocupaciones, admitir los errores, ser consistentes en las cosas de Dios y de la vida, etc.
3- Sugiere maneras para mejorar las anteriores áreas de oportunidad; por ejemplo, para tratar con la falta de perdón ser honesta con la persona involucrada y hablarlo claramente, etc.
Si tenemos una deficiencia en el conocimiento de las escrituras, sólo hay una solución: ¡estudiar la Biblia!
“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”, 1ª Cor. 11:1
El mayor ejemplo de bondad, amor y misericordia lo tenemos en Jesús. Él es nuestro máximo ejemplo para enseñar lo que es bueno. Es nuestro deber enseñar lo bueno pero, ¿Cómo podemos comunicar eficientemente a los demás lo que se necesita para tener un correcto estilo de vida?
Lo podemos hacer por medio de la enseñanza o instrucción directa, pero la mejor y más eficaz manera para enseñarlo es por medio del ejemplo. Esta debiera ser la meta de todos nosotros, el poder impactar a los demás a través de nuestra propia vida. Para ello, debemos recordar que nadie puede enseñar lo que no sabe.
Para poder hacer lo que Él hizo y actuar como Él actuó debemos conocerlo, para después imitarlo; a esto es a lo que el apóstol Pablo se refería cuando les dijo a los corintios que le imitaran, así como él imitaba a Cristo. En otras palabras, debemos demostrar con nuestra vida lo que estemos tratando de enseñar.
La enseñanza de Pablo se basaba en decir y hacer, y el hacer era siempre fundamento de su decir. Por medio de nuestra actitud, el tono de voz y el ejemplo de vida podemos transmitir lo que queremos enseñar. Cuando los demás observan nuestra fidelidad y ferviente amor por Dios, las palabras adquieren mayor significado.
El apóstol Pablo enseñó a Timoteo: “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido… Ejercítate para la piedad,… pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera”, (1ª Tim. 4:6 – 8).
Ejercitarnos en la piedad es algo que sólo se consigue teniendo un estilo de vida que sea un reflejo de la vida de Cristo en nosotros. Enseñar lo bueno, entonces, es comunicar lo verdadero, lo que viene de Dios, su voluntad. Sólo en la medida en que sepamos lo que Dios dice, podremos enseñar lo que es bueno, puesto que todo lo bueno proviene de Dios. Una de las maneras en que podemos empezar a enseñar lo bueno es a través de las siguientes sugerencias:
1- Haz una lista de las áreas en tu vida en las que vives de una manera práctica las enseñanzas cristianas; por ejemplo, eres hospitalario (a), eres fiel esposo (a), eres un buen administrador de tus finanzas, etc.
2- Registra aquellas áreas en las cuales necesitas trabajar más para poner en práctica lo que has aprendido; por ejemplo, ser una buena ama de casa, ser un buen proveedor, tener un corazón perdonador, no ser egoísta, no dejarse dominar por las preocupaciones, admitir los errores, ser consistentes en las cosas de Dios y de la vida, etc.
3- Sugiere maneras para mejorar las anteriores áreas de oportunidad; por ejemplo, para tratar con la falta de perdón ser honesta con la persona involucrada y hablarlo claramente, etc.
Si tenemos una deficiencia en el conocimiento de las escrituras, sólo hay una solución: ¡estudiar la Biblia!