“Pero los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”, Isaías 40:31
¿Sabías que el águila sabe cuándo se acerca una tormenta? El águila se remonta a un sitio alto a esperar los vientos. Cuando la tormenta llega, extiende sus alas para que el viento le lleve por encima de la tormenta. Mientras que la tormenta está destrozando todo abajo, el águila vuela por encima de la tormenta. El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente la usa para elevarse mucho más alto que ella. Las tormentas, los hornos de fuego, los vientos recios, inevitablemente llegarán a nuestra vida. “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”, Isaías 43:2
Dios nos advierte que pasaremos por muchas dificultades en esta vida, pero también nos promete que Él estará en cada una de esas situaciones con nosotros y es ahí, en ese momento decisivo y difícil, que tendremos que tomar una decisión trascendental: o nos quedamos en el centro de la tormenta, o usamos la fuerza del viento para impulsarnos hacia las alturas, sabiendo que si logramos llegar a los lugares altos estaremos a salvo, y no sólo eso, sino que podremos ver las maravillas que el Señor hará, no sin antes haber permitido que aprendamos la lección que Él quiera enseñarnos. En esos momentos necesitaremos más que nunca de la fe, ya que sin fe es imposible sobrevivir a cualquier dificultad; lo único que puede mantenernos sobre las alturas en medio de las pruebas, es precisamente la FE. Sólo así podremos comprender a quien acudir por ayuda en los momentos de tormenta. “Éstos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de nuestro Dios tendremos memoria”, Salmo 20:7 ¿En quién estará nuestra confianza cuando venga la adversidad? Los que no conocen a Dios buscarán refugio en una institución, quizás pondrán su confianza en un amigo, en el esposo, los hijos, etc. Daniel 11:32 dice, “…más el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”. Los que le conocen corren a Él, se refugian en Él, se sostienen sólo en Él, y no sólo eso, sino que se esfuerzan. Esforzarse: Empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades; y actúan, no sólo lo dicen, sino que lo hacen. Recuerda, sólo tienes dos opciones: o te quedas revoloteando debajo de las dificultades, envuelto en un mar de problemas, o extiendes tus alas y subes sobre la tormenta.
¡Tú decides!
¿Sabías que el águila sabe cuándo se acerca una tormenta? El águila se remonta a un sitio alto a esperar los vientos. Cuando la tormenta llega, extiende sus alas para que el viento le lleve por encima de la tormenta. Mientras que la tormenta está destrozando todo abajo, el águila vuela por encima de la tormenta. El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente la usa para elevarse mucho más alto que ella. Las tormentas, los hornos de fuego, los vientos recios, inevitablemente llegarán a nuestra vida. “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”, Isaías 43:2
Dios nos advierte que pasaremos por muchas dificultades en esta vida, pero también nos promete que Él estará en cada una de esas situaciones con nosotros y es ahí, en ese momento decisivo y difícil, que tendremos que tomar una decisión trascendental: o nos quedamos en el centro de la tormenta, o usamos la fuerza del viento para impulsarnos hacia las alturas, sabiendo que si logramos llegar a los lugares altos estaremos a salvo, y no sólo eso, sino que podremos ver las maravillas que el Señor hará, no sin antes haber permitido que aprendamos la lección que Él quiera enseñarnos. En esos momentos necesitaremos más que nunca de la fe, ya que sin fe es imposible sobrevivir a cualquier dificultad; lo único que puede mantenernos sobre las alturas en medio de las pruebas, es precisamente la FE. Sólo así podremos comprender a quien acudir por ayuda en los momentos de tormenta. “Éstos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de nuestro Dios tendremos memoria”, Salmo 20:7 ¿En quién estará nuestra confianza cuando venga la adversidad? Los que no conocen a Dios buscarán refugio en una institución, quizás pondrán su confianza en un amigo, en el esposo, los hijos, etc. Daniel 11:32 dice, “…más el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”. Los que le conocen corren a Él, se refugian en Él, se sostienen sólo en Él, y no sólo eso, sino que se esfuerzan. Esforzarse: Empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades; y actúan, no sólo lo dicen, sino que lo hacen. Recuerda, sólo tienes dos opciones: o te quedas revoloteando debajo de las dificultades, envuelto en un mar de problemas, o extiendes tus alas y subes sobre la tormenta.
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