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Reflexiones Cristianas - ¿Amas a tu hermano?

La particularidad del verdadero cristianismo es el amor reflejado en la comunión de los redimidos por Cristo. Jesús dice: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» Juan 13:34-35.

Los dos mandamientos más grandes del Antiguo Testamento eran el de amar a Dios Deuteronomio 6:5 y el de amar al prójimo Levitico 19:18. Pero el mandato de Jesús de amar es nuevo en dos sentidos.

En primer lugar, el amor entre los discípulos es diferente del tipo de amor que mostramos al prójimo necesitado. En segundo lugar, Jesús dijo que debemos amarnos así «como yo os he amado».

En Juan 13, los discípulos se habían reunido para la cena de la Pascua en el Aposento Alto. Jesús sabía que esa misma noche sería traicionado y arrestado. Sabiendo que este sería su último tiempo juntos antes de la cruz, Jesús les mostró a sus discípulos cómo amarse los unos a los otros.

Los discípulos se habían reunido con Jesús para la cena pero no había ninguno que lavara los pies. Era un trabajo reservado para los más humildes de los siervos. Habían estado discutiendo sobre cuál de ellos era el mayor, de modo que ninguno deseaba hacer nada que rebajara su condición social. Ninguno se inclinaría para lavar los pies de los demás. Pero Jesús lo hizo. Él se levantó de la mesa, se ciñó una toalla alrededor de la cintura, tomó una vasija y lavó los sucios pies de sus egoístas discípulos. Se quedaron asombrados y avergonzados. Fue una muestra de su humildad y del amor que se inclina para hacer lo que sea necesario.

Cuando Cristo se humilló para ser como tu y como yo, Él no recorrió parte del camino y apareció como un rey. Cuando Cristo bajó de la gloria del cielo, descendió hasta el final del trayecto. Él se despojó a sí mismo de su gloria. Se humilló y se hizo siervo. Recorrió todo el camino hasta el punto más bajo de la experiencia humana: La vergonzosa muerte de la cruz.

Jesucristo te amó así. El resultado de amar puede expresarse en humillarse a sí mismo para hacer la tarea más despreciable a fin de satisfacer la necesidad de otra persona. El amor más perfecto se mostró en el sacrificio de la cruz, imitemos ese amor en el sacrificio nuestro por los demás, dando la vida los unos por los otros. Si vivimos así, dice Jesús, el mundo sabrá que eres mi discípulo.

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