“…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”, 2ª Cor. 2:11
El enemigo está atacando fuertemente a los creyentes porque sabe que le queda poco tiempo. Necesitamos conocer las estrategias y maquinaciones del enemigo para que no seamos sorprendidos. El enemigo traza planes para devorar a los creyentes, pero 1ª Pedro 5:8 nos dice que debemos ser sobrios y VELAR. En Juan 10:10 tenemos el plan de destrucción del enemigo: ROBAR, MATAR y DESTRUIR. Necesitamos estar conscientes de la realidad de este plan, pero IMPRESIONADOS por Dios, recordando siempre quiénes somos en Cristo. En Jueces 18:1 - 10 encontramos cómo nos convertirnos en el blanco de los ataques del enemigo:
1- Estando confiados, ociosos y seguros de nosotros mismos: (v. 7), el pueblo no hacía nada; estaban tan confiados en ellos mismos que habían bajado la guardia. Hoy, muchos han bajado la guardia, se han vuelto ociosos, ya no oran, están confiados en sí mismos. Debemos estar orando en TODO TIEMPO (Ef. 6:18); no podemos dejar de orar (Mat. 26:36 – 46). Jesús comenzó su ministerio orando y lo terminó orando; él nunca pudo prescindir de la oración. No debemos hacer nada sin antes orar. El creyente que no ora es blanco fácil del enemigo. La lectura de la Biblia es importante. Más que leerla es escudriñarla (Juan 5:39), porque es un arma de guerra. Al leerla se llena nuestra mente de Dios y eso contrarresta los dardos del enemigo. LA MENTE DESOCUPADA es el taller del enemigo. El ayuno también es una poderosa arma de guerra para acompañar la oración y la lectura bíblica.
2- No sospechar absolutamente nada: (v. 7), los de Lais vivían como si nunca nadie les haría daño. El enemigo SIEMPRE está trazando un plan para sorprendernos. ¿Qué estaban haciendo los hijos de Job cuando el enemigo los atacó? (Job 1:13 – 19) = estaban comiendo y bebiendo vino. Es importante vivir a la expectativa para levantar el escudo de la fe y apagar los dardos de fuego del maligno. En Is. 62:6 leemos sobre la importancia de estar alertas siempre.
3- No estar sometidos a ninguna autoridad: (v. 6), el pueblo no tenía gobernantes que le dirigiera, no había rey. Muchos no se sujetan a nadie, quieren vivir como se les antoje. Hay quienes no quieren reglas, quieren hacer su voluntad. Ellos son blancos del enemigo. Una de las maneras para tener la protección de Dios es estando bajo autoridad en la familia, gobierno, iglesia, etc.
4- No tener relaciones personales con otros: aislados de otros cristianos somos blancos del enemigo. Sabemos que el más fuerte debe ayudar al más débil. Llaneros solitarios no funcionan. Al no desear relaciones con otros no tendremos el apoyo cuando lo necesitemos: dos son mejor que uno.
El enemigo está atacando fuertemente a los creyentes porque sabe que le queda poco tiempo. Necesitamos conocer las estrategias y maquinaciones del enemigo para que no seamos sorprendidos. El enemigo traza planes para devorar a los creyentes, pero 1ª Pedro 5:8 nos dice que debemos ser sobrios y VELAR. En Juan 10:10 tenemos el plan de destrucción del enemigo: ROBAR, MATAR y DESTRUIR. Necesitamos estar conscientes de la realidad de este plan, pero IMPRESIONADOS por Dios, recordando siempre quiénes somos en Cristo. En Jueces 18:1 - 10 encontramos cómo nos convertirnos en el blanco de los ataques del enemigo:
1- Estando confiados, ociosos y seguros de nosotros mismos: (v. 7), el pueblo no hacía nada; estaban tan confiados en ellos mismos que habían bajado la guardia. Hoy, muchos han bajado la guardia, se han vuelto ociosos, ya no oran, están confiados en sí mismos. Debemos estar orando en TODO TIEMPO (Ef. 6:18); no podemos dejar de orar (Mat. 26:36 – 46). Jesús comenzó su ministerio orando y lo terminó orando; él nunca pudo prescindir de la oración. No debemos hacer nada sin antes orar. El creyente que no ora es blanco fácil del enemigo. La lectura de la Biblia es importante. Más que leerla es escudriñarla (Juan 5:39), porque es un arma de guerra. Al leerla se llena nuestra mente de Dios y eso contrarresta los dardos del enemigo. LA MENTE DESOCUPADA es el taller del enemigo. El ayuno también es una poderosa arma de guerra para acompañar la oración y la lectura bíblica.
2- No sospechar absolutamente nada: (v. 7), los de Lais vivían como si nunca nadie les haría daño. El enemigo SIEMPRE está trazando un plan para sorprendernos. ¿Qué estaban haciendo los hijos de Job cuando el enemigo los atacó? (Job 1:13 – 19) = estaban comiendo y bebiendo vino. Es importante vivir a la expectativa para levantar el escudo de la fe y apagar los dardos de fuego del maligno. En Is. 62:6 leemos sobre la importancia de estar alertas siempre.
3- No estar sometidos a ninguna autoridad: (v. 6), el pueblo no tenía gobernantes que le dirigiera, no había rey. Muchos no se sujetan a nadie, quieren vivir como se les antoje. Hay quienes no quieren reglas, quieren hacer su voluntad. Ellos son blancos del enemigo. Una de las maneras para tener la protección de Dios es estando bajo autoridad en la familia, gobierno, iglesia, etc.
4- No tener relaciones personales con otros: aislados de otros cristianos somos blancos del enemigo. Sabemos que el más fuerte debe ayudar al más débil. Llaneros solitarios no funcionan. Al no desear relaciones con otros no tendremos el apoyo cuando lo necesitemos: dos son mejor que uno.