“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”, 1ª Crónicas 4:9 y 10
SI ME DIERAS BENDICIÓN (v. 10ª): algunos considerarían esta petición muy egoísta o codiciosa. Generalmente utilizamos la palabra “bendición” de diferentes maneras, por eso su significado se ha diluido y la mayoría de los creyentes hoy en día NO estamos tan desesperados como Jabes para decir: ¡Si me dieras bendición!
En el sentido bíblico bendecir quiere decir: PEDIR o IMPARTIR UN FAVOR SOBRENATURAL. Cuando suplicamos la bendición de Dios, estamos clamando por el ilimitado poder y bondad que Él tiene. Cuando Jabes pidió bendición dejó que Dios decidiera CUÁLES serían esas bendiciones y CUÁNDO, CÓMO y DÓNDE las iba a recibir. Nada que ver con la manera en que oramos nosotros (un auto, ingresos, etc.).
La bendición de Jabes se enfoca en lo que Dios desea para nosotros, en su voluntad, en sus propósitos; las necesidades vienen a ser secundarias. La búsqueda sincera de SUS bendiciones (de Él mismo) se reflejará en una vida de milagros, ¿Por qué? Porque Él lo promete (“Mas buscad primeramente…”). ¿Qué pasaría si nos diéramos cuenta que Dios pensaba enviarnos HOY 23 bendiciones y solamente recibimos 1?
Esta es la razón: si no le pedimos ayer a Dios una bendición no tuvimos todo lo que se suponía que alcanzaríamos; si no pedimos las bendiciones de Dios perderemos las otras que también nos deben llegar. Algunos hasta llegan a pensar que quizás las maldiciones familiares no nos hacen candidatos aptos para recibir las bendiciones. Tal vez algunos otros creerán que una vez salvos, las bendiciones vienen por sí solas como una lluvia, SIN IMPORTAR LO QUE NOSOTROS HAGAMOS. Tal vez se deba a que llevamos una cuenta de bendiciones con dos columnas, una para depósitos y otra para retiros… y nuestras cuentas no nos salen porque hay más retiros que depósitos, por eso ya no pedimos.
NOSOTROS LIMITAMOS LA GENEROSIDAD DE DIOS. Jabes fue bendecido sólo porque se negó a aceptar los obstáculos para las bendiciones. No importa quienes seamos, lo que nuestros padres hayan hecho, ni el futuro al que estamos destinados: sólo importa conocer lo que queremos ser y pedirlo.
Continuará…
SI ME DIERAS BENDICIÓN (v. 10ª): algunos considerarían esta petición muy egoísta o codiciosa. Generalmente utilizamos la palabra “bendición” de diferentes maneras, por eso su significado se ha diluido y la mayoría de los creyentes hoy en día NO estamos tan desesperados como Jabes para decir: ¡Si me dieras bendición!
En el sentido bíblico bendecir quiere decir: PEDIR o IMPARTIR UN FAVOR SOBRENATURAL. Cuando suplicamos la bendición de Dios, estamos clamando por el ilimitado poder y bondad que Él tiene. Cuando Jabes pidió bendición dejó que Dios decidiera CUÁLES serían esas bendiciones y CUÁNDO, CÓMO y DÓNDE las iba a recibir. Nada que ver con la manera en que oramos nosotros (un auto, ingresos, etc.).
La bendición de Jabes se enfoca en lo que Dios desea para nosotros, en su voluntad, en sus propósitos; las necesidades vienen a ser secundarias. La búsqueda sincera de SUS bendiciones (de Él mismo) se reflejará en una vida de milagros, ¿Por qué? Porque Él lo promete (“Mas buscad primeramente…”). ¿Qué pasaría si nos diéramos cuenta que Dios pensaba enviarnos HOY 23 bendiciones y solamente recibimos 1?
Esta es la razón: si no le pedimos ayer a Dios una bendición no tuvimos todo lo que se suponía que alcanzaríamos; si no pedimos las bendiciones de Dios perderemos las otras que también nos deben llegar. Algunos hasta llegan a pensar que quizás las maldiciones familiares no nos hacen candidatos aptos para recibir las bendiciones. Tal vez algunos otros creerán que una vez salvos, las bendiciones vienen por sí solas como una lluvia, SIN IMPORTAR LO QUE NOSOTROS HAGAMOS. Tal vez se deba a que llevamos una cuenta de bendiciones con dos columnas, una para depósitos y otra para retiros… y nuestras cuentas no nos salen porque hay más retiros que depósitos, por eso ya no pedimos.
NOSOTROS LIMITAMOS LA GENEROSIDAD DE DIOS. Jabes fue bendecido sólo porque se negó a aceptar los obstáculos para las bendiciones. No importa quienes seamos, lo que nuestros padres hayan hecho, ni el futuro al que estamos destinados: sólo importa conocer lo que queremos ser y pedirlo.
Continuará…