“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”, Ecl. 3:1
Más adelante, en Habacuc 3:17 y 18, Habacuc le dice a Jehová: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”. Aunque estén las cosas como estén, aunque no suceda nada de lo que yo espero, me gozaré y me alegraré en Él. Esto expresa una confianza ciega en Dios, una seguridad de que Él es Dios y… ¡Él nunca miente!
Dios había anunciado el nacimiento del Mesías (Gál. 4:4); los profetas hablaron de ello muchos años atrás; pero pasaba el tiempo y como no sucedía, la gente empezó a dudar, dejaron de creer que sucedería. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo”, cuando Dios decidió que era el momento, que era Su tiempo, nació el Hijo de Dios. TODO TIENE SU TIEMPO, Y TODO LO QUE SE QUIERE DEBAJO DEL CIELO TIENE SU HORA.
Cuantas veces hemos estado orando por nuestra familia, por la crisis económica, por la salvación de alguien, por lo que sea, y como pasa el tiempo y no vemos que suceda nada nos desanimamos, dejamos de orar, dejamos de creerle a Dios. Cuantas veces Dios nos ha hablado y nos ha dicho: “te voy a sorprender con lo que voy a hacer”, “este es un año de milagros y señales”, etc., y como no sucede nada decimos: “Dios no habló, fue el hombre” o “¿hasta cuándo?” ¿Por qué tenemos que pensar siempre en el factor tiempo? ¡Dios nos habla, nos promete algo y queremos que suceda al día siguiente, o en una semana a más tardar! DIFÍCILMENTE Dios va a responder de inmediato, en el mismo momento en que promete algo, y no porque no pueda… ¿Por qué? PORQUE DIOS QUIERE QUE LE CREAMOS Y QUE ESPEREMOS EN ÉL.
Imagínense qué sucedería si Dios nos dijera: “el 15 de enero del 2012 voy a salvar a tu esposo”, ¿Qué pasaría? No oraríamos ya por él, al fin y al cabo Dios dijo que lo iba a salvar hasta el 2012. Mejor me espero hasta el 1º de enero de ese año para recordárselo a Dios. Dejaríamos de orar, dejaríamos de buscar a Dios, dejaríamos de esperar en Él, dejaríamos de confiar por fe en sus promesas. Quizás nos encontraríamos con algunos que ni así le creerían a Dios.
Es necesaria la paciencia para esperar en Dios (Sal. 40:1 – 4); es necesaria la fe para creerle a Dios (Heb. 10:35 – 39). No perdamos la confianza en Dios, porque a su tiempo será recompensada. Esperemos con paciencia el cumplimiento de la promesa. Tengamos fe y creámosle a Dios: ¡si Él habló, lo hará!
¿Cuánto tiempo hace que Dios te habló y te dijo lo que iba a hacer? ¿Cuánto tiempo hace que Dios te prometió algo? ¿Cuánto tiempo has pasado orando por algo o por alguien y parece que no sucede nada? Lee Salmos 37:4 y 5; 34:4, 6 y 17.
Más adelante, en Habacuc 3:17 y 18, Habacuc le dice a Jehová: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”. Aunque estén las cosas como estén, aunque no suceda nada de lo que yo espero, me gozaré y me alegraré en Él. Esto expresa una confianza ciega en Dios, una seguridad de que Él es Dios y… ¡Él nunca miente!
Dios había anunciado el nacimiento del Mesías (Gál. 4:4); los profetas hablaron de ello muchos años atrás; pero pasaba el tiempo y como no sucedía, la gente empezó a dudar, dejaron de creer que sucedería. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo”, cuando Dios decidió que era el momento, que era Su tiempo, nació el Hijo de Dios. TODO TIENE SU TIEMPO, Y TODO LO QUE SE QUIERE DEBAJO DEL CIELO TIENE SU HORA.
Cuantas veces hemos estado orando por nuestra familia, por la crisis económica, por la salvación de alguien, por lo que sea, y como pasa el tiempo y no vemos que suceda nada nos desanimamos, dejamos de orar, dejamos de creerle a Dios. Cuantas veces Dios nos ha hablado y nos ha dicho: “te voy a sorprender con lo que voy a hacer”, “este es un año de milagros y señales”, etc., y como no sucede nada decimos: “Dios no habló, fue el hombre” o “¿hasta cuándo?” ¿Por qué tenemos que pensar siempre en el factor tiempo? ¡Dios nos habla, nos promete algo y queremos que suceda al día siguiente, o en una semana a más tardar! DIFÍCILMENTE Dios va a responder de inmediato, en el mismo momento en que promete algo, y no porque no pueda… ¿Por qué? PORQUE DIOS QUIERE QUE LE CREAMOS Y QUE ESPEREMOS EN ÉL.
Imagínense qué sucedería si Dios nos dijera: “el 15 de enero del 2012 voy a salvar a tu esposo”, ¿Qué pasaría? No oraríamos ya por él, al fin y al cabo Dios dijo que lo iba a salvar hasta el 2012. Mejor me espero hasta el 1º de enero de ese año para recordárselo a Dios. Dejaríamos de orar, dejaríamos de buscar a Dios, dejaríamos de esperar en Él, dejaríamos de confiar por fe en sus promesas. Quizás nos encontraríamos con algunos que ni así le creerían a Dios.
Es necesaria la paciencia para esperar en Dios (Sal. 40:1 – 4); es necesaria la fe para creerle a Dios (Heb. 10:35 – 39). No perdamos la confianza en Dios, porque a su tiempo será recompensada. Esperemos con paciencia el cumplimiento de la promesa. Tengamos fe y creámosle a Dios: ¡si Él habló, lo hará!
¿Cuánto tiempo hace que Dios te habló y te dijo lo que iba a hacer? ¿Cuánto tiempo hace que Dios te prometió algo? ¿Cuánto tiempo has pasado orando por algo o por alguien y parece que no sucede nada? Lee Salmos 37:4 y 5; 34:4, 6 y 17.