Jueces 6:1 y 2: los judíos estaban en sus cuevas, escondidos, atemorizados porque los de Madián los asolaban; muchos preferimos encerrarnos en nuestras cuevas para no sufrir, para no pagar un precio, para no relacionarnos con nadie, para no comprometernos, para no involucrarnos, para no cambiar.
V. 3 – 6: cuando Israel sembraba venían los madianitas, los amalecitas y los orientales (árabes) con sus camellos y su ganado y destruían todo, empobreciendo de esta manera a Israel. Ellos eran muy superiores en número y fuerza, y durante siete años hicieron que los israelitas cavaran cuevas e hicieran escondites para el grano y para ellos. Dios tiene planes para nosotros, nos da sus promesas, pero el enemigo viene justo cuando hemos sembrado, cuando queremos hacer algo, cuando decidimos obedecer a Dios, y busca amedrentarnos para que nos encerremos en nuestras cuevas, sin ánimos para seguir adelante, ni deseos para cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas.
V. 11 y 12: Dios se le aparece a Gedeón, el cual sacudía “a escondidas” el trigo en el lagar para esconderlo de los madianitas. Jehová le dice: “Varón esforzado y valiente”… ¿cómo? Si estaba trabajando a escondidas, muerto del miedo. Dios lo vio como un valiente, aunque él estaba atemorizado, porque Dios ve nuestro potencial, lo que hay dentro de nosotros. Dios sabía a quien tenía que llamar para libertar a los judíos del temor.
V. 13 – 15: Gedeón se pone a discutir con Dios. El Señor le había dicho “esforzado y valiente” y él se arrancó con una letanía de quejas, amargura, reclamos. Además, evidencia su falta de valor y confianza en sí mismo y en Dios: “Yo, el más chiquito de mi casa, una familia pobre…”
V. 16: Dios le dijo: “Yo estaré contigo”; Él nunca nos deja solos cuando trae cambios a nuestra vida o cuando nos dice que hagamos algo. Dios quería que los judíos cerraran un ciclo de 7 años de temor, de carencias, de frustraciones y que derrotaran a los madianitas.
V. 25 – 27: para cerrar el ciclo, Gedeón hace tres cosas:
a) Destruye los altares de Baal y Asera y levanta altar a Jehová: pero como aun tenía temor, lo hizo de noche para que no lo vieran. No importa que sintamos temor, dudas o incertidumbre, demos un paso de fe. Cuando los hombres de la ciudad se enteraron de lo que había pasado, fueron a reclamarle a Joás, papá de Gedeón, pero él lo defendió y ese día Gedeón fue llamado Jerobaal (v. 28 – 32).
b) Señales del vellón (v. 36 – 40): para asegurarse de que verdaderamente Dios iría con él.
c) Escogió al equipo, sus 300 (Jue. 7:1 – 7): ¿para qué servirían los 300? ¡Para tocar las trompetas, romper los cántaros y gritar! Dios le dijo a Gedeón que la victoria era suya.
Continuará…
V. 3 – 6: cuando Israel sembraba venían los madianitas, los amalecitas y los orientales (árabes) con sus camellos y su ganado y destruían todo, empobreciendo de esta manera a Israel. Ellos eran muy superiores en número y fuerza, y durante siete años hicieron que los israelitas cavaran cuevas e hicieran escondites para el grano y para ellos. Dios tiene planes para nosotros, nos da sus promesas, pero el enemigo viene justo cuando hemos sembrado, cuando queremos hacer algo, cuando decidimos obedecer a Dios, y busca amedrentarnos para que nos encerremos en nuestras cuevas, sin ánimos para seguir adelante, ni deseos para cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas.
V. 11 y 12: Dios se le aparece a Gedeón, el cual sacudía “a escondidas” el trigo en el lagar para esconderlo de los madianitas. Jehová le dice: “Varón esforzado y valiente”… ¿cómo? Si estaba trabajando a escondidas, muerto del miedo. Dios lo vio como un valiente, aunque él estaba atemorizado, porque Dios ve nuestro potencial, lo que hay dentro de nosotros. Dios sabía a quien tenía que llamar para libertar a los judíos del temor.
V. 13 – 15: Gedeón se pone a discutir con Dios. El Señor le había dicho “esforzado y valiente” y él se arrancó con una letanía de quejas, amargura, reclamos. Además, evidencia su falta de valor y confianza en sí mismo y en Dios: “Yo, el más chiquito de mi casa, una familia pobre…”
V. 16: Dios le dijo: “Yo estaré contigo”; Él nunca nos deja solos cuando trae cambios a nuestra vida o cuando nos dice que hagamos algo. Dios quería que los judíos cerraran un ciclo de 7 años de temor, de carencias, de frustraciones y que derrotaran a los madianitas.
V. 25 – 27: para cerrar el ciclo, Gedeón hace tres cosas:
a) Destruye los altares de Baal y Asera y levanta altar a Jehová: pero como aun tenía temor, lo hizo de noche para que no lo vieran. No importa que sintamos temor, dudas o incertidumbre, demos un paso de fe. Cuando los hombres de la ciudad se enteraron de lo que había pasado, fueron a reclamarle a Joás, papá de Gedeón, pero él lo defendió y ese día Gedeón fue llamado Jerobaal (v. 28 – 32).
b) Señales del vellón (v. 36 – 40): para asegurarse de que verdaderamente Dios iría con él.
c) Escogió al equipo, sus 300 (Jue. 7:1 – 7): ¿para qué servirían los 300? ¡Para tocar las trompetas, romper los cántaros y gritar! Dios le dijo a Gedeón que la victoria era suya.
Continuará…