Ir al contenido principal

Por no estar Inscrito en libro de la vida

Tendría aproximadamente la edad de 6 a 7 años cuando veía que mi madre muy temprano en la mañana vestía a mis hermanos y los enviaba a la escuela de esa comunidad. Recuerdo que la escuela se llamaba Simón Rodríguez ubicada en la comunidad de Las Palomas en mi querido Delta Amacuro.

Para mi era desesperante tener que ver partir a mis hermanos a la escuela y yo quedarme solo en casa con mamá. Mi madre tenía que tomarme en los brazos y calmarme, porque yo comenzaba a llorar y quería irme a la escuela.

Este drama se repetía todos los días. Hasta que un día vino la maestra a mi casa, y estuvo conversando con mi mamá. Yo no se de que hablaron, solo se que al terminar su amena conversación, me dijeron las dos: “A partir de mañana iras a la escuela”.

Al siguiente día por la mañana mi madre me envío con el resto de mis hermanos a la escuela. Recibí las clases, traté de portarme lo mejor posible en el salón, compartí con todos mis amiguitos, me sentía muy a gusto en la escuela; pero toda esa alegría terminó cuando llego el fin del año escolar.

La maestra comenzó a entregarles los boletines con sus respectivas notas a los demás alumnos, y a la vez los abrazaba y los felicitaba por haber pasado de primero a segundo grado. Yo me sentía turbado porque después que llamaron a todos y a mi no me llamaron; tampoco me entregaron boletín de notas, mucho menos fui felicitado.

En mi confusión corrí hacia la maestra y le pregunte: ¿Donde están mis notas? ¿Por qué no fui mencionado? ¿Maestra que pasa conmigo? Ella me miro con mucha tristeza y me dijo: ¡Hijo tu no pasaste porque no estabas inscrito! Fue allí cuando me enteré que no había sido más que un simple oyente en el salón de clases y que por no estar inscrito no pase de grado. Esto fue para mí una experiencia muy amarga a mi temprana edad.

A partir de ahora me cercioraría de estar inscrito antes de comenzar a recibir clases.

Esta historia personal me hace recordar el texto bíblico que aparece en el libro de Apocalipsis 20:15, donde dice: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Muchos años después de aquella experiencia, pude constatar que así como se llevan los registros en los liceos, escuelas, universidades, empresas, instituciones públicas, etc. Así Dios también lleva un registro en un libro llamado el Libro de la Vida, donde solo están inscritos los que han renunciado al pecado y han recibido a Jesús como su Salvador personal.

Algo más aprendí, que la razón más grande de nuestra alegría es que nuestros nombres estén escrito en los cielos, según Lucas 10:20, que dice: “Pero no os regocijéis de que los espíritu se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están ESCRITOS en los cielos”. Además señala la escritura que en la patria celestial solo entrarán los que están inscritos.

Dice Apocalipsis 21:27: “No entrará en ella ninguna cosa inmunda o que hace abominación o mentira, sino solamente los que están INSCRITOS en el Libro de la Vida del Cordero”.

Usted se preguntará ahora:


¿Cómo hago yo para inscribirme en el libro de la vida?


Le recomiendo leer Romanos 10:8-10, que dice: “Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres con tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.

¿Esta usted inscrito?


Escrito por: Pastor Isidro Rodriguez
Email: pastorisidro@hotmail.com
Tlf: 0414-7696884
País: Venezuela
Extraído de: Un volante cristiano

Entradas populares de este blog

«Sumergidos en Su presencia»

“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”, Rom. 8:6 Para poder vivir una vida sobrenatural debemos mantenernos sumergidos en Su presencia. Pero si analizamos nuestra vida y nos ponemos a ver nuestra rutina de trabajo, nuestras deudas, las luchas diarias, ¿es esto vivir sumergidos en su presencia? ¿Por qué? Se nos olvida que como creyentes tenemos algo de mayor significado que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer: ¡las riquezas de la gloria de Dios en esta vida y en la futura! Si logramos comprender esto, NUNCA volveremos a ser los mismos. La llave para vivir la vida sobrenatural es la FE. Actuar por fe es el único camino a la vida sobrenatural (Romanos 5:1 y 2; Hebreos 11:6). Todos tenemos una fe natural; es la fe que mostramos en las cosas ordinarias que hacemos. La fe natural es necesaria para vivir la vida física; pero la Biblia habla de la fe espiritual como “…la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, (Hebr...

«Corazones agradables a Dios» 1

“…a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza”, Hech. 7:35   Tener la revelación de Dios en nuestra vida es sumamente importante. La falta de vocación y la ausencia de revelación , son los principales problemas para la plena realización de cualquier disciplina o trabajo. La vocación es una especie de iluminación interna . Dios nos ha dado una vocación para desarrollar algo en especial; algunos de una manera, otros de otra. El que no tiene vocación para una disciplina no tendrá éxito en lo que emprenda, sea en lo humano o en lo espiritual. No sólo la vocación y la revelación son importantes, también es necesaria la preparación . La Biblia habla de grandes hombres de fe que tuvieron éxito en sus vidas. Así, nosotros no lograremos el éxito si en primer lugar no somos los hombres o las mujeres para esa determinada función que estemos realizando. ¿Desde cuándo anhelamos el éxito? ¿Lo hemos alcanzado? Tenemos que retomar primero la i...

“El hombre del estanque”

“… ¿Quieres ser sano?”, Juan 5:6   El estanque de Betesda quedaba por el mercado de las ovejas; la explicación probable al movimiento del agua que ahí tenía lugar es que por debajo del mismo había una corriente de agua que de vez en cuando se agitaba y movía las aguas. La tradición judía atribuía a un ángel el que las aguas se agitaran y que la primera persona que entrara al estanque después de la agitación de las aguas, quedaría curada de cualquier enfermedad. Para el hombre de la historia (Juan 5:1 – 18) , era poco probable que por su enfermedad alguna vez llegara a ser el primero en entrar al estanque después de que se hubieran agitado las aguas. Además, no tenía a nadie que lo ayudara a entrar. Jesús no dio a este hombre una conferencia acerca de la superstición de esperar hasta que se agitaran las aguas. El único deseo de Jesús era sanarlo. Por otro lado, la larga enfermedad del hombre era un rasgo sobresaliente y significativo: treinta y ocho años de enfermedad indicaba desesper...