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«Ester y la providencia divina» (3)

“… ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”, Est. 4:14


 

Luego viene el momento más importante de la historia de Ester: las palabras que le dijo Mardoqueo (v. 12 – 14). En otras palabras:

1-    Si no haces nada, como quiera vas a morir por ser judía

2-    Suponiendo que no mueras, Dios no depende de ti; Él va a usar a cualquiera para salvar nuestra nación

3-    ¡Qué tal que Dios en su soberanía te haya escogido a ti! No es casualidad que tú hayas sido escogida para ser reina, en este preciso tiempo, para este mismísimo momento

Ester acepta el reto (v. 15 y 16), y dice: “Si perezco, que perezca”. La historia continúa tres días más tarde (tiempo en el que Ester oró y ayunó), cuando Ester se prepara para entrar a la presencia del rey sin saber lo que le deparará el futuro al infringir la ley (5:1 y 2).

Ahí vemos a Ester confiada, firme, tranquila, confiada en el Señor. Cuando el rey la vio, ella halló gracia ante sus ojos (v. 3). Ese sería el momento idóneo para vengarse de Amán, pero NO lo hace; en su lugar ella los invita a un banquete (v. 4 y 5). Durante el banquete, Ester pudo haber hecho lo que hizo al día siguiente, pero DIOS ESTABA EN CONTROL DE TODO (v. 6 – 8).

Dios estaba trabajando todo ese tiempo, aunque nosotros no lo veamos. Amán estaba contento por eso, hasta que de nuevo se encuentra con Mardoqueo (v. 9 y 10), se enfurece una vez más y comienza a armar un segundo plan de destrucción (v. 11 – 14). Ordena que se construya una horca de 25 metrosde altura. Mientras tanto, Dios seguía trabajando… ahora con Asuero. Le quitó el sueño para seguir con su plan perfecto (6:1 – 3).

Mientras toda la ciudad de Susa dormía, el rey daba vueltas en la cama: JUSTO LA NOCHE EXACTA PARA TENER INSOMNIO. El rey no sabía del plan de Amán para destruir a Mardoqueo, así que, mientras Amán duerme, mientras Mardoqueo duerme, mientras toda Persia duerme, el rey no puede dormir. Y… ¡Dios tampoco duerme!

Al darse cuenta Asuero de que no se había hecho nada por Mardoqueo, empezó a pensar en cómo premiarlo (v. 4 y 5). El rey manda llamar a Amán para una cosa, y Amán estaba esperando ver al rey para otra (v. 6). Amán pensó en sí mismo: ¿a quién más que a él querría honrar el rey? (v. 7 – 9).

Después viene lo INCREÍBLE DEL TRABAJO DE DIOS (v. 10 y 11). Amán regresa a su casa derrotado (v. 12 y 13). Entonces viene el DESENLACE de la historia: nuevamente Amán regresa al banquete (v. 14). Este segundo banquete es el acontecimiento crucial; nuevamente el rey pregunta a Ester y éste es el momento de Ester (7:1 – 4). Con toda diplomacia y sensibilidad Ester suplica por su vida y la de su pueblo, para finalmente llegar adonde Dios había planeado desde el comienzo del libro (v. 5 y 6).

Continuará…

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