“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella”, Gén. 3:6
Ya hemos dicho en otra ocasión que las mujeres tenemos una gran habilidad para influir en los demás, para BIEN o para MAL. Sabemos que por medio de nuestra influencia podemos ayudar a otros (esposo, hijos, amigas) o servir de tropiezo. Podemos ser el escalón que hace el camino más fácil, o ser la piedra de tropiezo que dificulta el camino. La Biblia nos advierte que debemos cuidarnos de la influencia de la mujer, cuando ésta es inmoral; el mejor ejemplo de ello lo tenemos en el rey Salomón, quien tuvo riquezas, honor, sabiduría, oportunidades y potencial increíbles, PERO la influencia de sus mujeres paganas sobre él fue devastadora. Hablaremos aquí de dos mujeres cuya influencia fue determinante:
- Abigail (1ª Sam. 25): a ella le tocó desempeñar una función difícil. El v. 3 dice que Abigail era “de buen entendimiento y de hermosa apariencia”, pero su esposo Nabal era un hombre duro y de malas obras. David se encontraba en el desierto cuando oyó que Nabal esquilaba ovejas y mandó pedir provisión a través de unos jóvenes. Nabal se negó y los rechazó. Cuando David lo supo, alistó a cuatrocientos de sus hombres para subir en contra de Nabal, resuelto a acabar con todo lo que tenía éste; PERO, uno de los criados dio aviso a Abigail y ella preparó toda clase de provisiones sin decirle a su marido, cargó los asnos y envió a sus criados con ellas. Después, ella misma descendió por el monte y se encontró cara a cara con David y sus hombres. Abigail se postra en tierra e intercede por Nabal, su esposo insensato. David elogia la petición de esta mujer y se retracta de hacer mal a Nabal. Más tarde, Dios mismo hiere a Nabal y éste muere. La oportuna intervención de una mujer libró de la muerte a gente inocente. Su humildad, sabiduría y acción rápida en tiempo de crisis influyeron sobre David para que no cometiera un terrible error.
- Débora (Jue. 4 y 5): fue la profetiza y juez que motivó al general Barac para que fuera a la batalla contra los enemigos de Dios cuando Sísara oprimía con crueldad a los hijos de Israel durante veinte años. Barac había sido negligente con su llamado, por lo cual Débora lo reprende, a lo cual él contestó: “Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré”. Débora acepta ir pero le advierte que la gloria no sería de él, por haberse escondido en ella. Cuando Sísara oye que venían contra él, reunió todos sus carros (900 carros herrados) y a todo el pueblo que estaba con él, mas Jehová lo quebrantó junto con sus carro y ejército. Por su liderazgo, Débora y Barac consiguieron la victoria; hay una mención especial de su función en el canto de victoria del capítulo 5:7
Debemos escoger ser la mejor influencia para todos los que se crucen en nuestro camino. Debemos ejercitar esa influencia obedeciendo la dirección del Espíritu Santo.