“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, Fil. 3:13 y 14
Para seguir adelante en este próximo año y alcanzar la meta de Dios, debemos olvidarnos de lo que quedó atrás; pero ¿Qué? ¿Debemos olvidarnos de todo el pasado? Muchas veces el pasado nos va liquidando; por ello es la recomendación de acabar con él, dejarlo atrás y seguir adelante.
La psicología dice que nuestro pasado determina lo que somos actualmente. La manera en que manejamos esto es a través de la memoria. De nuevo, ¿todo lo pasado se debe olvidar? Vamos a olvidar principalmente todo aquello que nos trajo frustraciones, enojos, tristeza, etc.
Pablo lo menciona a los filipenses porque él mismo debía olvidarse de toda su gloria humana, de sus conocimientos naturales, para no envanecerse. Para seguir corriendo hacia la meta debemos olvidar lo que está atrás… ¿Qué?
- Fracasos: personales, profesionales
- Conflictos: con familiares, amigos, autoridades
- Vida privada: aquellos capítulos que nos lastiman o traen tristeza
Veamos algunas historias donde el pasado debió ser dejado atrás:
1- 1ª Reyes 17:9 - 24, la historia de una mujer cuyo pasado le dejó tristeza: ella recogía leña cuando Elías la encontró; sólo le quedaba un puñado de harina y un poco de aceite para dar de comer a su hijo y dejarse morir. Cuando ella vio el poder de Dios obrando en la vida de su hijo, decidió dejar su pasado atrás y reconocer el poderío y la grandeza de Dios
2- Génesis 41, José había sido vendido por sus hermanos y llevado a Egipto; ya ahí, Dios lo colocó como el hombre más importante del reino, sólo después de faraón. Sin embargo, para que José diera fruto y pudiera seguir adelante con su vida, hacia la meta, primero tuvo que olvidar lo que sus hermanos le habían hecho. Muestra de esto fueron los hijos que tuvo: el primero de ellos se llamó Manasés, que significa “el que hace olvidar”; después tuvo a Efraín, que quiere decir “fructífero” o “el que da fruto”. No puede venir Efraín, si antes no viene Manasés. No podemos seguir adelante y fructificar si antes no quitamos de nosotros aquellos detalles o recuerdos de situaciones difíciles en nuestro pasado
Requisitos necesarios para la liquidación de nuestro pasado:
- Perdonar: cualquier cosa, grande o pequeña
- Pedir perdón: no dejemos nada pendiente o sin resolver
- Perdonarnos a nosotros mismos
Una vez que hayamos hecho lo anterior, debemos poner nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, para discernir cuál es nuestro propósito en la vida y seguirlo.
“Elévate todo lo que quieras, pero no te despegues”