“… y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre”, Rom. 1:5
La obediencia es un rasgo de carácter imprescindible en nuestra vida. Obedecer está relacionado con nuestro libre albedrío, con la libertad que tenemos para actuar. Obedecer es cumplir la voluntad de quien manda.
Algunos puntos sobre la OBEDIENCIA:
* ¿A quién debemos obedecer?: Al que manda, a Dios; Hech. 4:19, “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios”
- ¿Qué debemos obedecer?: La verdad, que es Cristo mismo (Juan 14:6), el evangelio (Rom. 10:16) que no es otra cosa sino la Palabra de Dios, Su mensaje; Gál. 3:1, “¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?”; Gál. 5:7, “Vosotros corríais bien; ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad?”
- ¿Por qué debemos obedecer?: por justicia, Rom. 6:16, “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”; por salvación, Heb. 5:9, “…y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”; para limpieza y santificación, 1ª Pedro 1:2, “… elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo…”; porque es Gloria para Dios, 1ª Pedro 4:17, “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”
Aprendemos a obedecer a Dios cuando obedecemos primero a nuestros padres; segundo, al resto de nuestras autoridades (en el hogar, el gobierno, en el trabajo, la iglesia). Sin embargo, ¿Qué pasa cuando no obedecemos? Jer. 11:3 dice: “Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto”.
Maldito tiene que ver también con perverso, de malas costumbres e intenciones. Sumamente malo, depravado. El fin para tales personas lo explica el Sal. 1:5 y 6, “Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos. Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá”.
¡Seamos entonces obedientes¡