La primera vez que leí esta frase fue en un libro titulado Cuando lo que Dios hace no tiene sentido y sentí una respuesta inmediata de parte de Dios a tantas preguntas sin respuesta como el porqué Dios permite que nos pasen ciertas situaciones. Sí, esas situaciones que solo nos muestran tiempos difíciles, cuando nada tiene solución aparente, cuando comenzamos a sentirnos frustrados y molestos con Dios… Es allí que nuestra amistad con Él empieza a desvanecerse, el amor se marchita y con las cenizas no basta para reconstruir una vida hecha pedazos, pero déjame decirte en este día que he aprendido que la adversidad agota nuestros recursos personales y nos obliga a depender de Dios.
Aun cuando no entienda nada y le pregunte ¿Por qué a mí, Señor? Su respuesta será: “Mis pensamientos no son como los de ustedes, ni tampoco mi manera de obrar. Porque así como el cielo está tan arriba de la tierra, de igual modo mi manera de obrar es tan diferente al de ustedes. Mis pensamientos son más altos que los suyos” (Isaías 55:8-9 PDT). El mismo Salomón con toda su sabiduría escribía en Eclesiastés 2:23 “… sus días de trabajo están llenos de dolor y angustia, ni siquiera de noche pueden descansar la mente. Nada tiene sentido…”
Indefectiblemente todos nosotros nos vamos a topar con tormentas, las que ocasionamos nosotros mismos por nuestra terquedad, las que Dios nos envía para desarrollarnos y fortalecernos o las tormentas a las que nos arrastran otras personas. Pero sea cual sea la causa o la razón de esas tormentas, no podemos hundirnos tomando decisiones apresuradas, buscando una salida fácil, dependiendo de otras personas y haciendo lo que los demás hacen o actuando según las circunstancias y sin Dios.
"Será un refugio del calor del día y un albergue contra las tormentas y la lluvia" (Isaías 4:6 NTV)
Dios permite las tormetas para formar nuestro carácter, nunca sabremos lo que va a salir de nosotros y de lo que estamos hechos, hasta que no estamos en agua hirviendo. Tu fe tiene que estar más firme en la roca aun en medio de las tormentas de la vida, sufras las penalidades que sufras, tengas el choque emocional más fuerte de toda tu existencia… No trates de ahogar tus problemas porque ellos van a nadar y el único que se ahogará serás tú. Más bien, llama al Salmo 50:15 y verás que “Dios dice llámame cuando tengas problemas, y yo te rescataré, y tú me darás la gloria".
Siempre van a haber contradicciones en nuestras vidas porque Dios no piensa como nosotros, no es que haya puesto punto final a nuestra existencia sino que tan solo ha decidido poner una coma. Él tiene un as bajo la manga y lo bueno de todo esto es que la esperanza que tenemos es que al final, el destino que tiene para ti y para mí es de bien y no de mal. Cada vez que Dios me ha dicho "Confía en mí"… Yo le he creído y eso me ha sostenido para tener esperanza.
Te animo a mirar cada nuevo día de vida como un milagro. Job decía: “Dios podría matarme, pero es mi única esperanza; voy a presentar mi caso ante él”” (Job 13:15 NTV) Así que no te dejes morir ni cierres tus oídos al consejo divino, antes bien… vacúnate con confianza en Dios y persevera. No te separes de Él por más que sientas ganas de meter la cabeza cual avestruz bajo tierra, sino que en tu momento de mayor desesperación debes saber que Dios te sostiene firmemente y te atrae a su mismo corazón.
No nos podemos cansar de orar aun si sentimos que nuestra oración no tiene respuesta, está fortaleciendo nuestro ser interior y nos está llenando de esperanza. Hay circunstancias mías que aún no tienen respuesta y puede que me hayan desanimado por un tiempo… hasta que comprendí que debo volverme a la esperanza en Dios porque todos me pueden fallar, pero Dios nunca lo hará.
Mi esperanza en ti
Por Wenddy Neciosuphttp://www.wenddyneciosup.comhttps://www.facebook.com/WenddyBlog