Muchas personas quieren hacer el bien, pero no pueden hacerlo, aún más. No saben cómo hacerlo.
El Apóstol Pablo, hombre estudiado buscaba perfección y no la encontraba, llego aborrecer a sí mismo, hacia las cosas que él no quería, exclamo en su desesperación: “Miserable hombre de mí, quien me liberara del cuerpo de esta muerte”.
Él estaba reconociendo en esta expresión del libro de Romanos 7:24, que lo arropaba la muerte, que ese cuerpo de muerte no le dejaba ser dueño absoluto de su voluntad y de sus acciones, el bien estaba con él, pero no reconocía que el querer hacerlo no estaba en su control, que tragedia, descubrió que en su cuerpo operaba la ley del pecado y la muerte, usurpando su existencia real, no era dueño de su vida, en sus acciones, no entendía a veces porque en actuaba hacia lo que no quería.
Esta ley del pecado y la muerte empezó a operar cuando Adán y Eva pecaron en el huerto árbol del Edén, desobedeciendo a Dios decretó maldición para la tierra por el pecado de ellos.
Como hijos de Dios, creados por él a su imagen y semejanza, tenían un cuerpo celestial o vestiduras blancas que cambiaron al desobedecer, por cuerpos y vestidos mortales. El miedo y la ira se apoderaron de ellos y la tragedia, el pecado y la muerte reinó en el mundo, y vino la condenación a la humanidad.
No se desanime, Dios prometió salvar tu humanidad.
Millones de seres humanos están pasando por lo que el Apóstol Pablo pasó, hombres borrachos, homosexuales, etc. Aborrecen lo que hacen, quisieran cambiar pero no pueden, aún más, no tienen conocimiento para hacerlo. Mucha gente en las cárceles el 99% está arrepentida de lo que hizo y en la calle el miedo, la angustia, la falta de dirección, está matando a la gente, accidentes, enfermedades, etc.
Jesucristo anuncio que esto vendría para el año 2000, final de generación. El apóstol oyó la voz de Jesús. “Mis ovejas oyen mi voz y me conocen nadie me las va arrebatar”.
“De tal manera amo dios al mundo que ha envió a su hijo unigénito para que todo aquel que en el creyere, no se pierda más tenga vida eterna”. Juan 3:16. “Nos prometió un Salvador” Mateo 1:21. “Que nos librará de la condenación” Romanos 8:1. Ahora, pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne más conforme al Espíritu.
Toda la ley y decreto de muerte fue anulado a través del cuerpo y la sangre de Jesucristo clavado en la cruz. Colosenses 2:14-15. “Nuestros cuerpos fueron restituidos, y somos nuevas criaturas y lavados nuestros pecados por la sangre de Jesucristo”.
Jesús te dice “el que viene a mí, no le echa fuera. He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre yo entraré a él, cenaré con él, y mi padre y yo haremos morada en él” Apocalipsis 3:20.
Solo Cristo puede librarnos del cuerpo de esta muerte, Cristo venció en la Cruz del Calvario, y resucitó. No luches solo, Dios te quiere ayudar, ya el obtuvo la victoria, ya él ganó la batalla, recibe a Cristo como tu salvador personal y deja que luche por ti, Cristo te Ama.
El Apóstol Pablo, hombre estudiado buscaba perfección y no la encontraba, llego aborrecer a sí mismo, hacia las cosas que él no quería, exclamo en su desesperación: “Miserable hombre de mí, quien me liberara del cuerpo de esta muerte”.
Él estaba reconociendo en esta expresión del libro de Romanos 7:24, que lo arropaba la muerte, que ese cuerpo de muerte no le dejaba ser dueño absoluto de su voluntad y de sus acciones, el bien estaba con él, pero no reconocía que el querer hacerlo no estaba en su control, que tragedia, descubrió que en su cuerpo operaba la ley del pecado y la muerte, usurpando su existencia real, no era dueño de su vida, en sus acciones, no entendía a veces porque en actuaba hacia lo que no quería.
Esta ley del pecado y la muerte empezó a operar cuando Adán y Eva pecaron en el huerto árbol del Edén, desobedeciendo a Dios decretó maldición para la tierra por el pecado de ellos.
Como hijos de Dios, creados por él a su imagen y semejanza, tenían un cuerpo celestial o vestiduras blancas que cambiaron al desobedecer, por cuerpos y vestidos mortales. El miedo y la ira se apoderaron de ellos y la tragedia, el pecado y la muerte reinó en el mundo, y vino la condenación a la humanidad.
No se desanime, Dios prometió salvar tu humanidad.
Millones de seres humanos están pasando por lo que el Apóstol Pablo pasó, hombres borrachos, homosexuales, etc. Aborrecen lo que hacen, quisieran cambiar pero no pueden, aún más, no tienen conocimiento para hacerlo. Mucha gente en las cárceles el 99% está arrepentida de lo que hizo y en la calle el miedo, la angustia, la falta de dirección, está matando a la gente, accidentes, enfermedades, etc.
Jesucristo anuncio que esto vendría para el año 2000, final de generación. El apóstol oyó la voz de Jesús. “Mis ovejas oyen mi voz y me conocen nadie me las va arrebatar”.
“De tal manera amo dios al mundo que ha envió a su hijo unigénito para que todo aquel que en el creyere, no se pierda más tenga vida eterna”. Juan 3:16. “Nos prometió un Salvador” Mateo 1:21. “Que nos librará de la condenación” Romanos 8:1. Ahora, pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne más conforme al Espíritu.
Toda la ley y decreto de muerte fue anulado a través del cuerpo y la sangre de Jesucristo clavado en la cruz. Colosenses 2:14-15. “Nuestros cuerpos fueron restituidos, y somos nuevas criaturas y lavados nuestros pecados por la sangre de Jesucristo”.
Jesús te dice “el que viene a mí, no le echa fuera. He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre yo entraré a él, cenaré con él, y mi padre y yo haremos morada en él” Apocalipsis 3:20.
Solo Cristo puede librarnos del cuerpo de esta muerte, Cristo venció en la Cruz del Calvario, y resucitó. No luches solo, Dios te quiere ayudar, ya el obtuvo la victoria, ya él ganó la batalla, recibe a Cristo como tu salvador personal y deja que luche por ti, Cristo te Ama.