Adversidades, es tiempo que la enfrentes y la superes.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo, 1ª Jn. 4:4
Llegó a mis manos la siguiente historia que hoy quiero compartirles:
“Cuando me encontraba aprendiendo por primera vez a navegar el velero de mi padre, él solía decirme: «Vé y usa el barco, pero lleva a un amigo contigo». Un velero de catorce metros en una masa de agua es una gran responsabilidad.
Pero para mí siempre era un reto todas las Adversidades; buscaba la compañía de un amigo, pasábamos el rompeolas, izábamos las velas y salíamos a mar abierto. Pero tan pronto como yo veía aproximarse cualquier formación de nubes, o en el instante en que el viento parecía intensificarse, regresábamos a la costa, bajábamos las velas y entonces recuperaba mi respiración normal… ¡sólo cuando estábamos atados con seguridad al muelle!
La mayor parte del tiempo era divertido tener un amigo al lado, pero yo sabía que éste no me sería de mucha ayuda en la Adversidad de una tormenta. En otras ocasiones, sin embargo, papá llegaba del trabajo y los dos salíamos juntos. Cuando navegaba con él en realidad buscaba formaciones de nubes y esperaba aire pesado. ¡Me encantaba sentir los fuertes vientos y las enormes olas!
Papá había atravesado navegando el océano Atlántico. Había soportado cinco días de navegación a través de las Adversidades de un huracán. Él era un veterano, y yo confiaba en que podría controlar cualquier cosa que el lago nos lanzara. ¡Todo cambiaba cuando papá estaba abordo!”
La vida siempre nos presentará retos y desafíos. Continuamente nos estaremos enfrentando a las diferentes circunstancias y Adversidades por las que Dios nos hace atravesar. Pero lo más emocionante de esta aventura llamada vida, es que… ¡Todo cambia cuando nuestro amado Padre está abordo! Por tanto, dejémosle el control de nuestra barca, confiados de que Él nos llevará seguros a nuestro destino.