“Gustar la benignidad del Señor” (vs.3) significa que has experimentado en tu vida que Dios es bueno. Si sacas de tú corazón lo negativo, la queja y el pesimismo, podrás encontrar un montón de razones para ver la bondad de Dios. ¡Él es bueno!
No merecemos su bondad pero Él nos la regala todos los días. Cuántas veces no somos buenos con Él y sin embargo Él sigue siendo bueno con nosotros. Adora al Señor porque Él es bueno.
Si tienes la experiencia de la bondad del Señor entonces hay dos decisiones muy importantes que tienes que tomar:
Desecha el pecado de tú vida (vs.1). Dios no te libra de aquello a lo que tú no quieres renunciar. Dios no saca de tú vida aquello que tienes que sacar tú. Pero si estás dispuesto a hacerlo, Él te dará el poder para sacar de tú vida todo lo que te impide vivir en libertad.
Tienes que renunciar a la maldad, a la mentira y a la hipocresía.
Tienes que renunciar a las envidias y al hablar mal de otros.
Tú sabes a qué otras cosas tienes que renunciar. Hazlo.
La libertad de tu vida comienza con la confesión y la renuncia. Pero no termina ahí. Necesitas tomar una segunda decisión:
Desea la Palabra de Dios y cómela (vs.2). Cuando sacas lo sucio, lo contaminado, quedas limpio, pero necesitas llenarte de algo nuevo que mantenga tu limpieza interior, que te de fuerzas y poder espiritual. Necesitas alimentarte de la Palabra Dios.
¿Cómo lo haces? Aprende a pensar como Dios piensa, cree la Palabra, métela en tú cabeza y corazón y declárala con tu boca. Tú vida será sanada con su verdad y se liberará su poder en tu interior. Serás fuerte, serás sabio y avanzarás en madurez.
Piénsalo.
¿En qué situaciones estás experimentando la bondad del Señor?
¿A qué tienes que renunciar hoy mismo?
¿Cuánto “comes” de la Palabra de Dios cada día?
¿Cuánto disfrutas de TODAS las bendiciones del Señor?
¡¡Disfruta!! Él es bueno.
Por Edgardo Tosoni
No merecemos su bondad pero Él nos la regala todos los días. Cuántas veces no somos buenos con Él y sin embargo Él sigue siendo bueno con nosotros. Adora al Señor porque Él es bueno.
Si tienes la experiencia de la bondad del Señor entonces hay dos decisiones muy importantes que tienes que tomar:
Desecha el pecado de tú vida (vs.1). Dios no te libra de aquello a lo que tú no quieres renunciar. Dios no saca de tú vida aquello que tienes que sacar tú. Pero si estás dispuesto a hacerlo, Él te dará el poder para sacar de tú vida todo lo que te impide vivir en libertad.
Tienes que renunciar a la maldad, a la mentira y a la hipocresía.
Tienes que renunciar a las envidias y al hablar mal de otros.
Tú sabes a qué otras cosas tienes que renunciar. Hazlo.
La libertad de tu vida comienza con la confesión y la renuncia. Pero no termina ahí. Necesitas tomar una segunda decisión:
Desea la Palabra de Dios y cómela (vs.2). Cuando sacas lo sucio, lo contaminado, quedas limpio, pero necesitas llenarte de algo nuevo que mantenga tu limpieza interior, que te de fuerzas y poder espiritual. Necesitas alimentarte de la Palabra Dios.
¿Cómo lo haces? Aprende a pensar como Dios piensa, cree la Palabra, métela en tú cabeza y corazón y declárala con tu boca. Tú vida será sanada con su verdad y se liberará su poder en tu interior. Serás fuerte, serás sabio y avanzarás en madurez.
Piénsalo.
¿En qué situaciones estás experimentando la bondad del Señor?
¿A qué tienes que renunciar hoy mismo?
¿Cuánto “comes” de la Palabra de Dios cada día?
¿Cuánto disfrutas de TODAS las bendiciones del Señor?
¡¡Disfruta!! Él es bueno.
Pasaje clave: 1º Pedro 2:1-3.
Por Edgardo Tosoni