En INGLATERRA, cuándo los carros empezaron a ser lo suficientemente comunes para amenazar a los peatones, alguien propuso la idea de hacer áreas de cruce (cruza calles) en los cuales la gente podría cruzar de manera segura de un lado de la calle a la otra. Se pintaron rayas blancas en las calles, y se pusieron postes con rayas blancas y negras con grandes esferas anaranjadas encima para identificar estas áreas de cruce para tanto peatones y los conductores.
Un día, poco después de pintar las áreas, el Rey Jorge y la Reina María iban paseando por Londres y vieron los cruza calles pintados. El rey decidió ver cómo eran personalmente. "Estaciona al final de la calle por un minuto.", el rey ordenó a su chofer, "Quiero ver cómo funcionan estos cruza calles." El chofer se detuvo y se estacionó. El rey, sin mirar para ver si alguien venía, bajó de su carro y comenzó a cruzar la calle.
Un coche venía bajando la a prisa calle hacia él. El conductor pisó los frenos y vino a parar a apenas unas pocas pulgadas del monarca asustado. "¿Qué haces idiota?" gritó el conductor. "¿No sabe que debes mirar en ambas direcciones antes de cruzar la calle?" Entonces, con coraje siguió su camino. Cuando el rey volvió a su carro, él se quejó a la reina, "Nunca me han hablado de ese modo así antes. ¿No sabía ese hombre quién soy?" "Estoy segura que él no sabía quien eres", dijo la reina apaciguando al rey, "o él habría sido más cortés. La mayoría de la gente no esperan ver al rey cruzando la calle llevando la ropa común. Ellos te reconocen sólo por los retratos, en que usted viste en ropa de gala y llevando una corona."
Cuando Jesús vino a la tierra como un bebé, muy pocas personas Le reconocieron. Ellos pensaban que el Mesías vendría como un gran rey. Aún Su propia familia no Le reconoció. Sólo un puñado de pastores y hombres sabios reconocieron a este bebé como El Dios Viviente, venido a la tierra para morar entre nosotros. Hoy, todavía hay muchas personas que no saben reconocer a Jesús. Pero, EL VIVE y vive entre nosotros mediante Su iglesia y el Espíritu Santo en nosotros.
Cuando Jesús vuelva, entonces vendrá como un rey acompañado de huestes angelicales y vestido en gloria y honor. Entonces cada ojo Le reconocerá.
Un día, poco después de pintar las áreas, el Rey Jorge y la Reina María iban paseando por Londres y vieron los cruza calles pintados. El rey decidió ver cómo eran personalmente. "Estaciona al final de la calle por un minuto.", el rey ordenó a su chofer, "Quiero ver cómo funcionan estos cruza calles." El chofer se detuvo y se estacionó. El rey, sin mirar para ver si alguien venía, bajó de su carro y comenzó a cruzar la calle.
Un coche venía bajando la a prisa calle hacia él. El conductor pisó los frenos y vino a parar a apenas unas pocas pulgadas del monarca asustado. "¿Qué haces idiota?" gritó el conductor. "¿No sabe que debes mirar en ambas direcciones antes de cruzar la calle?" Entonces, con coraje siguió su camino. Cuando el rey volvió a su carro, él se quejó a la reina, "Nunca me han hablado de ese modo así antes. ¿No sabía ese hombre quién soy?" "Estoy segura que él no sabía quien eres", dijo la reina apaciguando al rey, "o él habría sido más cortés. La mayoría de la gente no esperan ver al rey cruzando la calle llevando la ropa común. Ellos te reconocen sólo por los retratos, en que usted viste en ropa de gala y llevando una corona."
Cuando Jesús vino a la tierra como un bebé, muy pocas personas Le reconocieron. Ellos pensaban que el Mesías vendría como un gran rey. Aún Su propia familia no Le reconoció. Sólo un puñado de pastores y hombres sabios reconocieron a este bebé como El Dios Viviente, venido a la tierra para morar entre nosotros. Hoy, todavía hay muchas personas que no saben reconocer a Jesús. Pero, EL VIVE y vive entre nosotros mediante Su iglesia y el Espíritu Santo en nosotros.
Cuando Jesús vuelva, entonces vendrá como un rey acompañado de huestes angelicales y vestido en gloria y honor. Entonces cada ojo Le reconocerá.