Imagínese que un amigo suyo le ha dado a usted un palacio lleno de cosas hermosas. Son suyas para que las disfrute. Lo único que su amigo le pide es que “por favor no se arroje desde la torre, porque morirá”.
Después viene un enemigo y le dice a usted: -“¿Quién te dijo que no te arrojaras de la torre? ¡Vamos, salta y te sentirás muy bien! Sabrás lo que se siente al volar. Podrás contemplar el palacio desde otro ángulo. No te preocupes por lo que pueda suceder cuando rebotes en el suelo. Sólo piensa en todas las cosas nuevas que aprenderás mientras desciendes”.
¿Correría usted a lo alto de la torre para arrojarse al vacío? ¡Por supuesto que no! Sería una tontería confiar en su enemigo y hacer lo que le pidiera.
Todos buscamos tener vidas de poder, victoriosas, llenas de logros, pero… ¿qué sucede? ¿Por qué a veces no podemos alcanzar esta realidad? El apóstol Pablo dice en Romanos 7.19: -“No hago lo bueno que quiero hacer, sino lo malo que no quiero hacer” (DHH). ¿Por qué?
La respuesta es el pecado. En otras palabras: todo lo que hacemos en oposición a lo que Dios quiere para nuestra vida, incluyendo las motivaciones impuras y los deseos egoístas.
El pecado consiste en desobedecer las leyes de Dios. Equivale a decirle a nuestro Creador: “Yo soy más importante que Tú. No acepto tu Palabra como mi autoridad final”. El pecado es sinónimo de “rebelión”.
La Biblia dice: “No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no les dejará ser tentados más de lo que puedan resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que puedan soportar” (1 Corintios 10.12-13). ¡Qué buena noticia!
Entonces, ¿cómo vencer la tentación? Siga estos consejos y Dios le ayudará a triunfar sobre toda tentación:
Huya – ¡Siempre hay una salida! (2º Timoteo 2.2).
Memorice versículos y llene su mente de pensamientos puros (Salmo 119.9-11; Fil. 4.8).
Cultive una vida de oración (Mateo 26.41).Ocupe su tiempo libre en cosas positivas, que sean de bendición para usted y los demás (Efesios 5.8).
Evite las malas influencias (1º Corintios 15.33; Jeremías 15.19).
Sea transparente (1 Juan 1.7).
Ponga límites. Aprenda a disciplinarse (1º Corintios 9.25-29).
¡Usted no tiene por qué vivir bajo la esclavitud de la tentación y el pecado! ¡Hay victoria en Jesús!
¡Vivamos una vida al 100%!
Por Pastor Rubén Kassabián
Después viene un enemigo y le dice a usted: -“¿Quién te dijo que no te arrojaras de la torre? ¡Vamos, salta y te sentirás muy bien! Sabrás lo que se siente al volar. Podrás contemplar el palacio desde otro ángulo. No te preocupes por lo que pueda suceder cuando rebotes en el suelo. Sólo piensa en todas las cosas nuevas que aprenderás mientras desciendes”.
¿Correría usted a lo alto de la torre para arrojarse al vacío? ¡Por supuesto que no! Sería una tontería confiar en su enemigo y hacer lo que le pidiera.
Todos buscamos tener vidas de poder, victoriosas, llenas de logros, pero… ¿qué sucede? ¿Por qué a veces no podemos alcanzar esta realidad? El apóstol Pablo dice en Romanos 7.19: -“No hago lo bueno que quiero hacer, sino lo malo que no quiero hacer” (DHH). ¿Por qué?
La respuesta es el pecado. En otras palabras: todo lo que hacemos en oposición a lo que Dios quiere para nuestra vida, incluyendo las motivaciones impuras y los deseos egoístas.
El pecado consiste en desobedecer las leyes de Dios. Equivale a decirle a nuestro Creador: “Yo soy más importante que Tú. No acepto tu Palabra como mi autoridad final”. El pecado es sinónimo de “rebelión”.
La Biblia dice: “No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no les dejará ser tentados más de lo que puedan resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que puedan soportar” (1 Corintios 10.12-13). ¡Qué buena noticia!
Entonces, ¿cómo vencer la tentación? Siga estos consejos y Dios le ayudará a triunfar sobre toda tentación:
Huya – ¡Siempre hay una salida! (2º Timoteo 2.2).
Memorice versículos y llene su mente de pensamientos puros (Salmo 119.9-11; Fil. 4.8).
Cultive una vida de oración (Mateo 26.41).Ocupe su tiempo libre en cosas positivas, que sean de bendición para usted y los demás (Efesios 5.8).
Evite las malas influencias (1º Corintios 15.33; Jeremías 15.19).
Sea transparente (1 Juan 1.7).
Ponga límites. Aprenda a disciplinarse (1º Corintios 9.25-29).
¡Usted no tiene por qué vivir bajo la esclavitud de la tentación y el pecado! ¡Hay victoria en Jesús!
¡Vivamos una vida al 100%!
Por Pastor Rubén Kassabián