Frecuentemente, ¿Ves lo negro en una hoja blanca? o ¿Miras una hoja blanca con un pequeño punto? ¿Cuál es nuestra tendencia? De ello depende la salud integral y el bienestar de nuestros hijos. Es muy importante fijarnos en lo bueno de nuestros hijos. Nunca nos imaginaremos cuánto daño causamos en ellos al decirles: ¡Todo lo hechas a perder!, ¿No puedes hacer algo bien? ¿Por qué no puedes ser como tu hermano? ¡Ni pareces mi hijo! ¡Eres igualito a los demás!
Debemos comenzar a trasmitir confianza a nuestros hijos, ayudándolos a edificarse a través de las palabras. Valora el potencial y la capacidad que aún está sin explotar en ellos y no exageres los problemas. Fijémonos en lo bueno que tienen nuestros hijos para que les ayudemos a sacar lo mejor.
¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo se sintió Pedro el día que "Jesús mirándolo, le dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas, que quiere decir Pedro?" (Juan 1:42). Pedro era un pescador, y el Señor lo había llamado a ser su discípulo. Después de la gran confesión que Pedro hizo, declarando que Jesús era el Mesías, Jesús le dijo: "Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mateo 16:18). Cuánta confianza estaba dando Jesús a un pescador que no había ido a la escuela, que tenía problemas de carácter y que incluso lo negaría tres veces más adelante.
¿Sabes por qué Jesús le demostró tal confianza? ¿Tú, como padre, volverías a confiar en Pedro después de haberte traicionado? ¡Jesús lo hizo! Y lo hace contigo y conmigo también una y otra vez. Porque ha puesto Su confianza en ti como padre. ¿Eres digno de confianza? Pero Él aún así ha depositado SU confianza en que haremos bien esta tarea, y eso nos alienta. Así que, confía en tu hijo de la misma forma en que el Señor está confiando en ti.
Debemos comenzar a trasmitir confianza a nuestros hijos, ayudándolos a edificarse a través de las palabras. Valora el potencial y la capacidad que aún está sin explotar en ellos y no exageres los problemas. Fijémonos en lo bueno que tienen nuestros hijos para que les ayudemos a sacar lo mejor.
¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo se sintió Pedro el día que "Jesús mirándolo, le dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas, que quiere decir Pedro?" (Juan 1:42). Pedro era un pescador, y el Señor lo había llamado a ser su discípulo. Después de la gran confesión que Pedro hizo, declarando que Jesús era el Mesías, Jesús le dijo: "Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mateo 16:18). Cuánta confianza estaba dando Jesús a un pescador que no había ido a la escuela, que tenía problemas de carácter y que incluso lo negaría tres veces más adelante.
¿Sabes por qué Jesús le demostró tal confianza? ¿Tú, como padre, volverías a confiar en Pedro después de haberte traicionado? ¡Jesús lo hizo! Y lo hace contigo y conmigo también una y otra vez. Porque ha puesto Su confianza en ti como padre. ¿Eres digno de confianza? Pero Él aún así ha depositado SU confianza en que haremos bien esta tarea, y eso nos alienta. Así que, confía en tu hijo de la misma forma en que el Señor está confiando en ti.