“Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre”, Isaías 45:2-3
Muy a menudo queremos entrar por puertas por las cuales Dios no quiere dejarnos pasar, ya que si así lo hiciera estaríamos recibiendo un tremendo daño. Cuantas veces entramos por puertas que nos llevaron a destinos frustrantes, momentos amargos con consecuencias de las cuales todavía no logramos zafarnos, como aquella relación que nos dejó sólo heridas y golpes muy fuertes; aquel préstamo que tomamos pensando que era la respuesta de Dios y por el cual hoy vivimos amargados al no saber cómo saldar esa deuda; o aquella amistad que creíamos que era lo mejor del mundo pero que de repente nos traicionó, etc.
Una buena decisión, basada en los principios de la palabra de Dios, nos puede ayudar a entrar por una puerta que Dios abra para introducirnos a lugares deseados, pero una mala decisión basada en emociones, pasiones, circunstancias y caprichos nos puede llevar a un desastre.
Quizás hasta hoy eras tú el que intentaba abrir las puertas y nada sucedía. Pero hoy Dios te hace saber que Él irá delante de ti y lo que estaba torcido empieza a enderezarse. Quizás tu matrimonio se había torcido, tu vida espiritual había tomado un rumbo equivocado, tu vida familiar, personal o económica habían tomado un camino erróneo, pero hoy es el día para que le des lugar a Dios y dejes que Él enderece todo lo que se había torcido; y en el momento en que todo vuelva a estar en orden Dios ha de quebrantar y destruir aquellas puertas que te han impedido disfrutar de las riquezas abundantes de su Gloria, y lo que hasta este día te era imposible experimentar vas a empezar a experimentarlo de manera abundante.
Te invito a que le des el lugar, tiempo y espacio que Dios se merece en tu vida para que aquello que se había torcido vuelva a su lugar; ya basta de estar viviendo mediocremente, no fuiste diseñado para vivir en derrota, no fuiste diseñado para vivir esclavo del pecado, fuiste creado para experimentar los tesoros y las riquezas de Dios.
Muy a menudo queremos entrar por puertas por las cuales Dios no quiere dejarnos pasar, ya que si así lo hiciera estaríamos recibiendo un tremendo daño. Cuantas veces entramos por puertas que nos llevaron a destinos frustrantes, momentos amargos con consecuencias de las cuales todavía no logramos zafarnos, como aquella relación que nos dejó sólo heridas y golpes muy fuertes; aquel préstamo que tomamos pensando que era la respuesta de Dios y por el cual hoy vivimos amargados al no saber cómo saldar esa deuda; o aquella amistad que creíamos que era lo mejor del mundo pero que de repente nos traicionó, etc.
Una buena decisión, basada en los principios de la palabra de Dios, nos puede ayudar a entrar por una puerta que Dios abra para introducirnos a lugares deseados, pero una mala decisión basada en emociones, pasiones, circunstancias y caprichos nos puede llevar a un desastre.
Quizás hasta hoy eras tú el que intentaba abrir las puertas y nada sucedía. Pero hoy Dios te hace saber que Él irá delante de ti y lo que estaba torcido empieza a enderezarse. Quizás tu matrimonio se había torcido, tu vida espiritual había tomado un rumbo equivocado, tu vida familiar, personal o económica habían tomado un camino erróneo, pero hoy es el día para que le des lugar a Dios y dejes que Él enderece todo lo que se había torcido; y en el momento en que todo vuelva a estar en orden Dios ha de quebrantar y destruir aquellas puertas que te han impedido disfrutar de las riquezas abundantes de su Gloria, y lo que hasta este día te era imposible experimentar vas a empezar a experimentarlo de manera abundante.
Te invito a que le des el lugar, tiempo y espacio que Dios se merece en tu vida para que aquello que se había torcido vuelva a su lugar; ya basta de estar viviendo mediocremente, no fuiste diseñado para vivir en derrota, no fuiste diseñado para vivir esclavo del pecado, fuiste creado para experimentar los tesoros y las riquezas de Dios.