“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, Juan 16:33
“Solo existe un grupo de personas que no tiene problemas y ellas están todas muertas. Los problemas son una señal de vida. Entonces, cuanto más problemas una persona tiene, más viva está.” (Norman Vincent Peale)
A nadie le gusta enfrentar luchas y aflicciones. Cuando eso acontece, nos sentimos abatidos, sin ánimo, fracasados y hasta derrotados. Pero la palabra del Señor nos dice: “Confiad”. El Señor enfrentó problemas, pero en todos fue victorioso. Y cuando nos anima a confiar porque también venceremos, deja bien claro que Él estará a nuestro lado y que nos ayudará a alcanzar la victoria anhelada.
Las tempestades siempre llegan en determinados momentos, pero pasan. El llanto puede enojarnos durante toda una noche, pero, la sonrisa y la alegría se presentan por la mañana. Los tropezones pueden derribarnos durante la caminata, pero, al levantarnos, retomaremos el camino de nuestras conquistas.
Podemos sentirnos solos en algunas situaciones, pero, con certeza, el Señor está allí, cercano a nosotros, intercediendo por nosotros, esperando el momento de decir: “¡Bien hecho!, ¡lo conseguiste!”
Alguien ya dijo: “No hay victorias sin luchas” y sabemos que nuestra vida sería monótona si nada aconteciese para inspirarnos a buscar la realización de nuevos sueños. Son los desafíos los que hacen que nuestra vida sea animada. Podemos, así, practicar el coraje y la osadía, la fe y la determinación, la alegría de ver un obstáculo ser sobrepasado y la dicha de ver el sol brillar después de la tormenta.
¿Tienes problemas? ¡Glorifica a Dios! ¡Vive la vida!
“Solo existe un grupo de personas que no tiene problemas y ellas están todas muertas. Los problemas son una señal de vida. Entonces, cuanto más problemas una persona tiene, más viva está.” (Norman Vincent Peale)
A nadie le gusta enfrentar luchas y aflicciones. Cuando eso acontece, nos sentimos abatidos, sin ánimo, fracasados y hasta derrotados. Pero la palabra del Señor nos dice: “Confiad”. El Señor enfrentó problemas, pero en todos fue victorioso. Y cuando nos anima a confiar porque también venceremos, deja bien claro que Él estará a nuestro lado y que nos ayudará a alcanzar la victoria anhelada.
Las tempestades siempre llegan en determinados momentos, pero pasan. El llanto puede enojarnos durante toda una noche, pero, la sonrisa y la alegría se presentan por la mañana. Los tropezones pueden derribarnos durante la caminata, pero, al levantarnos, retomaremos el camino de nuestras conquistas.
Podemos sentirnos solos en algunas situaciones, pero, con certeza, el Señor está allí, cercano a nosotros, intercediendo por nosotros, esperando el momento de decir: “¡Bien hecho!, ¡lo conseguiste!”
Alguien ya dijo: “No hay victorias sin luchas” y sabemos que nuestra vida sería monótona si nada aconteciese para inspirarnos a buscar la realización de nuevos sueños. Son los desafíos los que hacen que nuestra vida sea animada. Podemos, así, practicar el coraje y la osadía, la fe y la determinación, la alegría de ver un obstáculo ser sobrepasado y la dicha de ver el sol brillar después de la tormenta.
¿Tienes problemas? ¡Glorifica a Dios! ¡Vive la vida!