Ir al contenido principal

La Eficacia de la Humildad

Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en una montaña, y había solamente una fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían de hambre.

Se les aparecío Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que, dependiendo de lo que mostraran les salvaría. Les preguntó entonces Dios, que podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos se alimentaran.
  • El primero dijo: "Pues, aparece más comida". Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas, sino trabajar con lo que se tiene.
  • Dijo el segundo entonces: "Entonces haz que la fruta cresca para que sea suficiente", a lo que Dios contestó que No, pues la solución no es siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho, y por ende, nunca sería suficiente.
  • El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance". Dios dijo: "Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad". Se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar la salida fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo, sin nosotros cambiar o sacrificar nada. Por eso, muchas veces parece que Dios no nos escucha, pues perdimos sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre queremos de todo para nosotros.

    Mateo. 11:29 ....y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Seremos felices el día que aprendamos que la forma de pedir a Dios es reconocernos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestro tonto orgullo.
Y veremos que al empequeñecernos en lujos y siendo mansos de corazón, veremos la prosperidad de Dios y la forma como Él si escucha. Pídele a Dios que te haga pequeño... !!

Entradas populares de este blog

«Sumergidos en Su presencia»

“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”, Rom. 8:6 Para poder vivir una vida sobrenatural debemos mantenernos sumergidos en Su presencia. Pero si analizamos nuestra vida y nos ponemos a ver nuestra rutina de trabajo, nuestras deudas, las luchas diarias, ¿es esto vivir sumergidos en su presencia? ¿Por qué? Se nos olvida que como creyentes tenemos algo de mayor significado que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer: ¡las riquezas de la gloria de Dios en esta vida y en la futura! Si logramos comprender esto, NUNCA volveremos a ser los mismos. La llave para vivir la vida sobrenatural es la FE. Actuar por fe es el único camino a la vida sobrenatural (Romanos 5:1 y 2; Hebreos 11:6). Todos tenemos una fe natural; es la fe que mostramos en las cosas ordinarias que hacemos. La fe natural es necesaria para vivir la vida física; pero la Biblia habla de la fe espiritual como “…la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, (Hebr...

¿Qué tanto conocemos a Dios?

“Así dijo Jehová : no se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”, Jer. 9:23 y 24. Te has preguntado alguna vez, ¿Cuánto conozco verdaderamente a Dios? Generalmente todos queremos alcanzar nuestras metas, hacer tal o cual cosa, pero lo primero en nuestra vida debe ser conocer a Dios profundamente. Cuando conocemos a Dios podemos desarrollar nuestros dones y talentos positivamente. Si lo que hacemos no proviene de Él, entonces no tiene sentido. Recordemos que nuestra vida va más allá de todo lo natural que hacemos; todo lo que hagamos tiene implicación también en el mundo espiritual. Por tanto, nuestras vidas deben estar más apegadas a lo espiritual que a lo terrenal. Nuestra prioridad debe estar en tener y disfrutar de la presenci...

Reflexiones Cristianas - La Peor Ceguera de una Persona

Nosotros pensamos que la ceguera y la sordera espiritual son solamente del hombre impío. Pero la peor ceguera y sordera es la nuestra, la de quienes tenemos ojos para ver y oídos para oír, cuando volvemos la espalda al Espíritu Santo (Heb. 3:7-8). Nacimos de nuevo para ver el reino de Dios, y nacimos del Espíritu para entrar en este reino (Juan 3:3-5). Nuestros ojos fueron abiertos para ver a Cristo y su reino en nosotros, porque fuimos hechos por Él un reino y sacerdotes para Dios (Ap. 1:6). Pero, como aconteció con aquel ciego de Betsaida, nosotros, al principio, no percibimos claramente las cosas de Dios (Mr. 8:22-25). Los ojos de nuestro entendimiento aún deben ser abiertos que veamos más allá de nuestra redención (Ef. 1:18-19). Por eso es necesario que el milagro continúe, para que podamos ver totalmente. Necesitamos volvernos fructíferos en el conocimiento de Cristo. Para esto tenemos que añadir a nuestra fe la virtud. La fe sin obras es muerta, pero la fe operante, la fe que...