Cuando no tenemos una disciplina de lectura bíblica nos será difícil iniciarnos en la meditación de Su Palabra. Sin embargo, si seguimos algunas ayudas prácticas nos será más fácil introducirnos en la disciplina de la meditación de la Palabra de Dios. Aquí te sugerimos algunos pasos sencillos:
¿Cuál es el contenido del pasaje?
Lee la Palabra del día y elabora un pequeño resumen sobre el contenido del pasaje. Si es necesario lee varias veces el pasaje. Intenta entenderlo según su contexto. Trata de deducir el tema y sobre qué trata. Examina quién le está hablando a quién. Este sencillo proceso es útil para poder interpretar el pasaje específicamente.
¿Qué es lo que el pasaje enseña sobre Dios Padre? ¿Sobre Dios Espíritu Santo? ¿Sobre Dios Hijo (Jesús)?
Mientras más aprendamos sobre Dios, más confiaremos en Él. Para parecernos más a Jesús cada día debemos conocer más de Su personalidad y Su vida. Cuanto más conocemos de Dios, veremos las cosas desde Su punto de vista y no del nuestro.
¿De qué nos habla el pasaje?
Después de leer varias veces el pasaje, meditemos en cuál es la orden que debo obedecer, la promesa que debo creer, lo que debo hacer, el pecado del cual debo huir, advertencias para mí o el ejemplo que debo seguir. Es necesario observar cuidadosamente la verdad espiritual que está escondida en el interior de cada evento.
Especialmente, ¿de qué me habla Dios?
La prioridad de la meditación no es encontrar muchos puntos en el pasaje de la Biblia; debemos más bien anhelar que Dios nos muestre qué es lo que desea decirnos especialmente a nosotros por medio de este pasaje, o cómo podemos aplicarlo a nuestra vida en ese día. Es de mucha ayuda ir anotando en un cuaderno lo que vayamos descubriendo, principalmente de qué nos habla Dios en determinado versículo. A partir de aquí es necesario hacer un plan personal para poner en práctica las enseñanzas que vamos recibiendo. El propósito principal por el cual meditamos en la Palabra de Dios es para recibirla en nuestros corazones, aplicarla en nuestras vidas cada día y obedecerla.
¿Cuál es el contenido del pasaje?
Lee la Palabra del día y elabora un pequeño resumen sobre el contenido del pasaje. Si es necesario lee varias veces el pasaje. Intenta entenderlo según su contexto. Trata de deducir el tema y sobre qué trata. Examina quién le está hablando a quién. Este sencillo proceso es útil para poder interpretar el pasaje específicamente.
¿Qué es lo que el pasaje enseña sobre Dios Padre? ¿Sobre Dios Espíritu Santo? ¿Sobre Dios Hijo (Jesús)?
Mientras más aprendamos sobre Dios, más confiaremos en Él. Para parecernos más a Jesús cada día debemos conocer más de Su personalidad y Su vida. Cuanto más conocemos de Dios, veremos las cosas desde Su punto de vista y no del nuestro.
¿De qué nos habla el pasaje?
Después de leer varias veces el pasaje, meditemos en cuál es la orden que debo obedecer, la promesa que debo creer, lo que debo hacer, el pecado del cual debo huir, advertencias para mí o el ejemplo que debo seguir. Es necesario observar cuidadosamente la verdad espiritual que está escondida en el interior de cada evento.
Especialmente, ¿de qué me habla Dios?
La prioridad de la meditación no es encontrar muchos puntos en el pasaje de la Biblia; debemos más bien anhelar que Dios nos muestre qué es lo que desea decirnos especialmente a nosotros por medio de este pasaje, o cómo podemos aplicarlo a nuestra vida en ese día. Es de mucha ayuda ir anotando en un cuaderno lo que vayamos descubriendo, principalmente de qué nos habla Dios en determinado versículo. A partir de aquí es necesario hacer un plan personal para poner en práctica las enseñanzas que vamos recibiendo. El propósito principal por el cual meditamos en la Palabra de Dios es para recibirla en nuestros corazones, aplicarla en nuestras vidas cada día y obedecerla.