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Desarrollando la disciplina de la Meditación



Meditar en la Palabra de Dios es pensar de varias maneras sobre un versículo. Como ya hemos dicho, lo primero que debemos hacer es orar para que el Espíritu Santo nos ilumine Su Palabra. Luego, debemos hacernos preguntas sobre los versículos leídos. Frecuentemente hablamos la Palabra sin pensar en el significado. Aquí es donde debemos parar de hablar para pensar profundamente en el significado.
Hoy en día, la mayoría de la gente vive muy de prisa, por eso es que Dios está interesado en que nos detengamos y pensemos en Su Palabra. Algunas preguntas en las que podemos meditar son: ¿Por qué esta palabra estará escrita de esta manera y no de otra?, esta palabra, ¿me hace recordar otro versículo?, ¿Qué significado práctico me da este versículo?, ¿Qué influencia me está dando?, ¿de qué manera puede influenciar mi oración?, ¿Qué influencia tiene sobre mi conducta? ¡Esto es meditación! Pero es una técnica que debemos desarrollar e ir mejorando.
Una parte importante de este proceso es ir anotando cada pensamiento o idea en un cuaderno para poder retenerlos. Para meditar de esta forma se necesita TIEMPO SUFICIENTE. La verdadera meditación es esforzarse para que el corazón se llene con la Palabra de Dios.
Es lo mismo que no ir a la joyería a comprar oro, sino ir directamente al yacimiento para extraer el oro. Comprar oro en la joyería es muy costoso. Como una persona es la que extrae el oro y otra lo refina, para comprar ese oro hay que pagar un precio muy alto. Pero la meditación es entrenarse, sin la ayuda de otras personas, para extraer directamente el oro. Cada versículo es el yacimiento. Necesitamos hacer el trabajo de extracción del oro con la pala y el azadón en nuestras manos. Luego, debemos refinarlo en nuestro corazón. De esta forma podremos ofrecer oro puro a otros hermanos

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