“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”, Juan 13:14 y 15
Hemos olvidado el significado de lo que es un siervo. Nos equivocamos al considerar a un siervo como un sirviente, sin voluntad propia, un limosnero mal vestido y sin dinero, o como un mensajero o mil usos al que mandamos a nuestro antojo a los lugares a los que nosotros no iríamos o a hacer las cosas que nosotros no haríamos.
Jesucristo dejó bien claro quien era el “verdadero siervo” = NO el que recibe, sino el que da. No sólo está escrito para que lo sepamos, sino que puso el ejemplo para que lo hiciéramos igual que Él. La Biblia nos habla de varios siervos:
1- Génesis 14:17 – 24, los reyes de Sodoma, Zoar, Gomorra y Bela se rebelaron contra la opresión de varios reyes, pero fueron vencidos, huyeron a los montes y los saquearon (v. 11). Entre lo saqueado estaban Lot y su familia. Abraham su tío se entera y junto con 318 jóvenes siguió a los reyes y recuperó los bienes y la gente. De regreso, el rey de Sodoma le dice a Abraham que le regrese sólo la gente y le sugiere quedarse con los bienes. ¿Qué hubieras hecho tú? Abraham entregó TODO (v. 21 – 23): “el verdadero siervo es el que da, no el que recibe”. ¿Quién fue a pelear? ¿Quién arriesgó su vida? ¿Quién merecía la recompensa? ¿Quién se quedó con TODO?
2- 1ª Crónicas 21:17 – 27, David censa al pueblo de Israel porque satanás lo incitó. Dios le da a escoger entre tres castigos y David elige la espada del juicio de Jehová. En medio de la destrucción David se arrepiente y pide misericordia. El ángel de Jehová que estaba junto a la era de Ornán le pide que levante un altar a Jehová ahí mismo. Ornán vio al ángel de Jehová y se postró ante el rey David y le ofreció TODO lo que necesitaba para el holocausto (bueyes, leña, trigo para la ofrenda). En el v. 24 leemos la respuesta de David: “…No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, si sacrificaré holocausto que nada me cueste”. El verdadero siervo es el que da, no el que recibe.
Continúa…
Hemos olvidado el significado de lo que es un siervo. Nos equivocamos al considerar a un siervo como un sirviente, sin voluntad propia, un limosnero mal vestido y sin dinero, o como un mensajero o mil usos al que mandamos a nuestro antojo a los lugares a los que nosotros no iríamos o a hacer las cosas que nosotros no haríamos.
Jesucristo dejó bien claro quien era el “verdadero siervo” = NO el que recibe, sino el que da. No sólo está escrito para que lo sepamos, sino que puso el ejemplo para que lo hiciéramos igual que Él. La Biblia nos habla de varios siervos:
1- Génesis 14:17 – 24, los reyes de Sodoma, Zoar, Gomorra y Bela se rebelaron contra la opresión de varios reyes, pero fueron vencidos, huyeron a los montes y los saquearon (v. 11). Entre lo saqueado estaban Lot y su familia. Abraham su tío se entera y junto con 318 jóvenes siguió a los reyes y recuperó los bienes y la gente. De regreso, el rey de Sodoma le dice a Abraham que le regrese sólo la gente y le sugiere quedarse con los bienes. ¿Qué hubieras hecho tú? Abraham entregó TODO (v. 21 – 23): “el verdadero siervo es el que da, no el que recibe”. ¿Quién fue a pelear? ¿Quién arriesgó su vida? ¿Quién merecía la recompensa? ¿Quién se quedó con TODO?
2- 1ª Crónicas 21:17 – 27, David censa al pueblo de Israel porque satanás lo incitó. Dios le da a escoger entre tres castigos y David elige la espada del juicio de Jehová. En medio de la destrucción David se arrepiente y pide misericordia. El ángel de Jehová que estaba junto a la era de Ornán le pide que levante un altar a Jehová ahí mismo. Ornán vio al ángel de Jehová y se postró ante el rey David y le ofreció TODO lo que necesitaba para el holocausto (bueyes, leña, trigo para la ofrenda). En el v. 24 leemos la respuesta de David: “…No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, si sacrificaré holocausto que nada me cueste”. El verdadero siervo es el que da, no el que recibe.
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