“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”, Juan 13:14 y 15
3- Hechos 20:32 – 35, Pablo se está despidiendo de los ancianos de la iglesia antes de partir a Jerusalén. Les recuerda que ni plata, ni oro, ni vestido ha codiciado de nadie. Les recuerda también que, tanto para sus necesidades como para los que con él estaban, había tenido que trabajar y suplir sus necesidades propias y AÚN MÁS, ayudaban a los necesitados. Remata diciendo: “…Más bienaventurado es DAR que recibir” (v. 35b). el verdadero siervo es el que da, no el que recibe.
4- 2ª Corintios 8:3 – 5, 9 y 9:5 – 11, Pablo era un siervo que daba, no que recibía. Él había enseñado así a los corintios de tal manera que ellos daban… “aun más allá de sus fuerzas” (v. 3). Ellos rogaban a Pablo para que les diera la oportunidad de participar en este servicio para los santos (v. 4). Ellos dieron doblemente: se dieron a sí mismos y dieron de lo que tenían (v. 5). Pablo asegura este don de servir dando recordándoles que Cristo se dio por nosotros y los exhorta a llevar a la práctica sus buenos deseos (v. 9). Más adelante, en el capítulo nueve les habla de la Ley de la siembra y la cosecha, la ley de dar y recibir: das poco = recibes poco; das mucho = recibes mucho. No importa cuánto des, hay que dar con gozo, no por necesidad ni con tristeza; lo que importa es dar alegremente, con satisfacción, con deseo. Cuando damos así, Dios es poderoso para hacer que abunde TODA gracia en nosotros para que siempre tengamos lo suficiente y también podamos seguir dando. Dios proveerá, multiplicará, aumentará y nos enriquecerá para que siempre demos con liberalidad y hagamos que otros den gracias a Dios. no sólo dinero, también tiempo, trabajo, etc.
5- Gálatas 6:6 – 10, la intención de estos versículos es: servirnos unos a otros (v. 6), el que enseña la Palabra sirve y el que la recibe también le sirve haciéndolo partícipe de toda cosa buena. Servirnos persistentemente, sin cansarnos porque hay recompensa (v. 9). Servir preferentemente a los hermanos, pero también a los demás (v. 10).
Continúa…
3- Hechos 20:32 – 35, Pablo se está despidiendo de los ancianos de la iglesia antes de partir a Jerusalén. Les recuerda que ni plata, ni oro, ni vestido ha codiciado de nadie. Les recuerda también que, tanto para sus necesidades como para los que con él estaban, había tenido que trabajar y suplir sus necesidades propias y AÚN MÁS, ayudaban a los necesitados. Remata diciendo: “…Más bienaventurado es DAR que recibir” (v. 35b). el verdadero siervo es el que da, no el que recibe.
4- 2ª Corintios 8:3 – 5, 9 y 9:5 – 11, Pablo era un siervo que daba, no que recibía. Él había enseñado así a los corintios de tal manera que ellos daban… “aun más allá de sus fuerzas” (v. 3). Ellos rogaban a Pablo para que les diera la oportunidad de participar en este servicio para los santos (v. 4). Ellos dieron doblemente: se dieron a sí mismos y dieron de lo que tenían (v. 5). Pablo asegura este don de servir dando recordándoles que Cristo se dio por nosotros y los exhorta a llevar a la práctica sus buenos deseos (v. 9). Más adelante, en el capítulo nueve les habla de la Ley de la siembra y la cosecha, la ley de dar y recibir: das poco = recibes poco; das mucho = recibes mucho. No importa cuánto des, hay que dar con gozo, no por necesidad ni con tristeza; lo que importa es dar alegremente, con satisfacción, con deseo. Cuando damos así, Dios es poderoso para hacer que abunde TODA gracia en nosotros para que siempre tengamos lo suficiente y también podamos seguir dando. Dios proveerá, multiplicará, aumentará y nos enriquecerá para que siempre demos con liberalidad y hagamos que otros den gracias a Dios. no sólo dinero, también tiempo, trabajo, etc.
5- Gálatas 6:6 – 10, la intención de estos versículos es: servirnos unos a otros (v. 6), el que enseña la Palabra sirve y el que la recibe también le sirve haciéndolo partícipe de toda cosa buena. Servirnos persistentemente, sin cansarnos porque hay recompensa (v. 9). Servir preferentemente a los hermanos, pero también a los demás (v. 10).
Continúa…