“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”, Rom. 12:2
3- Establece prioridades: desarrolla, además, un sistema para desarrollar la habilidad de resolver problemas
4- Ten una visión clara de las prioridades
5- Sé realista en cuanto al tiempo: no trates de realizar lo imposible
Lo más importante es poner en práctica de inmediato los puntos anteriores. Recuerda el primer paso: HAZLO AHORA MISMO. La hora para iniciar un trabajo que tenemos que hacer es la misma en la que nos lo dan o nos lo hemos asignado. Piensa en una tarea o en una debilidad del carácter que tienes que vencer ahora mismo. Haz el propósito en tu corazón de no aplazar más el poner manos a la obra en una tarea específica o en dejar un mal hábito. No podemos permitirnos dejar para después el desarrollo de nuestro carácter.
Dios nos advierte acerca de este peligro espiritual: “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados”, Rom. 2:13. También nos dice que “ya es hora de levantarnos del sueño”, Rom. 13:11
Así pues, dejemos de andar a la deriva aplazado para mañana lo que debemos hacer hoy. No dejemos para después nuestros deberes en el trabajo, en ele Studio, en nuestra vida personal, especialmente en el aspecto espiritual.
“Y todo lo que hagas, hazlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”, Col. 3:23
3- Establece prioridades: desarrolla, además, un sistema para desarrollar la habilidad de resolver problemas
4- Ten una visión clara de las prioridades
5- Sé realista en cuanto al tiempo: no trates de realizar lo imposible
Lo más importante es poner en práctica de inmediato los puntos anteriores. Recuerda el primer paso: HAZLO AHORA MISMO. La hora para iniciar un trabajo que tenemos que hacer es la misma en la que nos lo dan o nos lo hemos asignado. Piensa en una tarea o en una debilidad del carácter que tienes que vencer ahora mismo. Haz el propósito en tu corazón de no aplazar más el poner manos a la obra en una tarea específica o en dejar un mal hábito. No podemos permitirnos dejar para después el desarrollo de nuestro carácter.
Dios nos advierte acerca de este peligro espiritual: “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados”, Rom. 2:13. También nos dice que “ya es hora de levantarnos del sueño”, Rom. 13:11
Así pues, dejemos de andar a la deriva aplazado para mañana lo que debemos hacer hoy. No dejemos para después nuestros deberes en el trabajo, en ele Studio, en nuestra vida personal, especialmente en el aspecto espiritual.
“Y todo lo que hagas, hazlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”, Col. 3:23