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Reflexiones Cristianas - La mujer del flujo de sangre

“… Si tocare tan solamente su manto, seré salva”, Mar. 5:28


 

Este mismo pasaje se registra en Mateo 9:18 – 26 y en Lucas 8:42 – 48; pero, es Marcos el que da más detalles de este encuentro entre una mujer enferma de flujo de sangre y Jesús. Cristo hizo sus milagros básicamente con tres propósitos:

1-   Acreditar su mensaje y su procedencia: Mat. 4:23 – 25; los 19 milagros que registra Marcos demuestran el poder sobrenatural del Señor sobre las enfermedades, la naturaleza, los demonios y la muerte

2-   Beneficiar a los enfermos

3-   Proporcionar un cuadro ilustrativo sobre la salvación: Juan 4:46 – 53, el hijo de un noble; Juan 11:14, 15, 41 y 42, Lázaro

Tomando este pasaje de los tres evangelios podríamos resumir el azote de esta mujer de la siguiente manera:

  • Tenía 12 años enferma

  • Había sufrido de muchos médicos

  • Había gastado todo

  • Nada había logrado, cada vez estaba peor

  • Oyó hablar de Jesús


El cuadro anterior tiene una analogía con el pecado:

  • La enfermedad del pecado es crónica, puede durar años; por eso vemos gente hundida en la depresión, en la enfermedad, siguiendo modas o novedades

  • A través de la historia han existido muchos “remedios” que han tratado de curar la enfermedad del pecado: religiones, psicología, filosofías, etc.

  • La mujer se gastó TODO lo que tenía; habla de recursos, ¿Cuánto darías por tu salud? TODO. La salud espiritual es primero y debemos dar todo por ella

  • El mundo va de mal a peor en todos los aspectos: hay decadencia moral, crisis económica, crisis social, etc.

  • Cuando la mujer oyó hablar de Jesús comenzó la solución a su problema. Lo que la gente necesita es oír hablar de Jesús. El propósito de los ministerios y de la iglesia es que la gente oiga hablar de Jesús. La fama de Jesús se extendía cada vez más por las aldeas y la mujer oyó de esa fama… y fue sana de su enfermedad


Además, hay dos puntos importantes adicionales que debemos tomar en cuenta:

1-   La ley decía que ninguna mujer con flujo de sangre podía entrar al templo para adorar (Lev. 15:19 – 33). Ella estuvo doce años sin hacerlo. La ley decía NO, Cristo dijo Sí

2-   Todo lo que ella tocara era inmundo según esa misma ley, pero cuando tocó a Jesús no fue así. En el mismo momento en que lo tocó quedó sana

Recompensa: salud y salvación

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