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Una Joya preciosa en su corona

A diario no recordamos lo valiosos que somos pues solo recibimos palabras de elogio o de afirmación el día de nuestro cumpleaños o cuando hacemos algo bien, pero no es algo que tengamos siempre presente en nuestra mente.



Hoy quiero que sepas que tú eres una joya preciosa incrustada en la corona de Dios. Sé que no te sientes tan valioso por estos días y que por diversas circunstancias de la vida, algo o alguien con el tiempo han hecho que vayas perdiendo tu valor, te abandonaron y ya no te sientes valioso. Quizá tú mismo te has minimizado y piensas que Dios ya se cansó de sacarte brillo o que los golpes que te han dado, han terminado por opacarte.


 

Cuando cumplí 18 años, mi mamá me regaló mi primer anillo de oro con unas piedras turquesas y un brillante especial en el medio que sobresalía… Siempre recordaré sus palabras al entregármelo y que están en Proverbios 31:10Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.


 

Los padres ven a sus hijos como “lo máximo” y la mía podía ver que mi estima era mucho más grande del cómo yo me sentía interiormente. No permitas que tu autoestima y tu sentido de valor, sean determinados por la manera en que te tratan las demás personas. No tienes idea de cuánto aprendí por medio de este detalle. ¿Qué aprendí? La forma en la que Dios me ve porque es muy distinta a como me ve el resto de la gente.


 

Él me distingue de entre muchas personas, dice inclusive que aún si mi padre o mi madre me dejaran, “con todo” Él me recogería. Ese “con todo” significa “sin brillo, sin valor, con imperfecciones”… Sin valor aparente pero hay alguien que nos ama de manera única y mucho más que cualquier otro ser sobre la tierra.


 

Puede que hayas estado escuchando una voz similar al de los "cuentos de la cripta", que decía que tú no calificas, que no vale la pena nada de lo que haces o que por más esfuerzo que hagas, tu espejo necesita photoshop porque nunca vas a lograr nada pues no te lo mereces, fallas a cada rato y así cómo Dios va a querer algo que está dañado.


 

Pero, ¿sabes? Si nos mereciéramos algo ya no sería la gracia de Dios en nosotros. “Gracia” significa regalo inmerecido. Así que, no te va bien ni eres valioso por lo que haces sino por lo que eres y por aquel que te tiene como una joya preciosa incrustada en su corona.


 

Dios tiene un concepto totalmente diferente de ti, Él te tiene en alta estima y ha visto algo en ti que nadie nunca había visto. Eso que Él ha visto, te convierte de ordinario a extraordinario porque Dios te creó a su misma imagen: Eres lo mejor de lo mejor pues sangre real corre por tus venas, tienes el ADN del Creador del universo y eres de una generacion de campeones como Jesús.


 

¿Cómo seremos esas joyas para Dios? La Biblia nos dice en Proverbios 25:12 “La corrección del sabio tiene más valor que un anillo de oro u otro adorno de oro fino”. La persona que escucha cuando es corregida, no solo se hace sabio sino que tiene un espíritu enseñable y eso te hace ser valorado.


 

¡Qué difícil es tratar con alguien que no reconoce sus errores! Por eso decimos que es más duro que una piedra. Es por ello que, solo te conviertes en una joya cuando te dejas formar por el mejor orfebre pues Él remueve todo aquello que no te hace brillar, quita la vergüenza de tu pasado y hace que tu corazón tenga SU forma.


 

Este año, para mi cumpleaños, yo pedía un regalo especial de parte de Dios… Sí, algo que me recordara quién soy y ¿saben? ¡Mi mejor amiga me regaló una corona con una perla! Con ese regalo sentí las palabras de Dios retumbando en mi corazón: “TÚ ERES MI PERLA, MI JOYA HERMOSA, YO NO ME OLVIDO DE TI, TE HE REDIMIDO, TE HE PUESTO UN NOMBRE, ERES MÍA”.


 


“¡Cómo me alegro en el Señor! Me lleno de gozo en mi Dios, porque me ha brindado su salvación, ¡me ha cubierto de victoria! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus joyas” (Isaías 61:10 DHH)


 

Por eso, hoy mi oración es esta: “Donde todo está oscuro Dios, hoy alúmbralo con tu luz. Donde había tristeza, hoy cúbrelo de victoria… Que se sienta que tú lo adornas como tu joya preciosa que no has dejado de amar. Vuelve a llenarlo de gozo y que la alegría desborde en su rostro”.


 

Quizá nadie nunca te dio un piropo… Bueno, hoy el mismo Dios te lo quiere decir y aunque este solo es un mail del cielo para que sepas que dentro de millones de personas te escogió a ti para que seas esa joya incrustada en su corona, con sus mismas manos, Él te pone en un lugar donde puedas brillar… Te corona con su amor y te cubre con sus tiernas misericordias.


 


“En aquel día el Señor su Dios rescatará a su pueblo, así como un pastor rescata a sus ovejas. Brillarán en la tierra del Señor como joyas en una corona” (Zacarías 9:16 NTV)


 


Deja entonces que su amor, su gracia y su perdón inunden tu ser para escuchar su dulce voz susurrándote al oído: “Eres una joya en mi corona, mi especial tesoro, el amor de mi corazón…”.


 

Por Wenddy Neciosup


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