Ir al contenido principal

Reflexiones Cristianas Cortas

¿Cuando fue la ultima vez que usted se arrodillo y clamo a Dios por el problema de otra persona? Estamos con frecuencia tan concentrados en nuestras ajetreadas vidas, que no somos capaces de ver las cosas que otras personas están sufriendo.

Reflexiones Cristianas Cortas
Estoy hablando de situaciones que no afectan en absoluto a nuestra familia inmediata, como son la de un soldado que conocemos que fue enviado a la guerra, o de un ataque terroristas contra nuestro país. Pero, ya sea que las circunstancias afecten a perfectos desconocidos, o a algo que nos toca de cerca, ¿no nos parece muchas veces que el problema es demasiado grande para que la oración de una persona pueda servir de algo?

podemos-orar-para-que-los-enfermos-se-sientan-mejorReflexiones Cristianas Cortas
Esta es una mentira que viene directamente de satanas, quien quiere que creamos que los grandes desastres y tragedias son demasiado inmensos para que nuestras oraciones tengan algún efecto. La Biblia dice lo contrario. Santiago 5.16 nos asegura que la oración eficaz del justo puede mucho. Y en el v. 17 nos da un ejemplo convincente: Elias era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oro fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.

Reflexiones Cristianas Cortas
El Dios todopoderoso tiene el poder de sanar, traer paz y cambiar las circunstancias. Y El ha decidido que sus hijos participen en el proceso por medio de la oración. El nos manda a hablar con El de todo (Fil 4.6) y promete oír cuando el pecado no bloquea nuestra comunicación (Sal 66.18).

La próxima vez que usted se entere de una tragedia o de un problema de otra persona, rechace la tentación de distanciarse del asunto. Permita que la noticia se convierta en un catalizador para la oración.

Entradas populares de este blog

«Sumergidos en Su presencia»

“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”, Rom. 8:6 Para poder vivir una vida sobrenatural debemos mantenernos sumergidos en Su presencia. Pero si analizamos nuestra vida y nos ponemos a ver nuestra rutina de trabajo, nuestras deudas, las luchas diarias, ¿es esto vivir sumergidos en su presencia? ¿Por qué? Se nos olvida que como creyentes tenemos algo de mayor significado que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer: ¡las riquezas de la gloria de Dios en esta vida y en la futura! Si logramos comprender esto, NUNCA volveremos a ser los mismos. La llave para vivir la vida sobrenatural es la FE. Actuar por fe es el único camino a la vida sobrenatural (Romanos 5:1 y 2; Hebreos 11:6). Todos tenemos una fe natural; es la fe que mostramos en las cosas ordinarias que hacemos. La fe natural es necesaria para vivir la vida física; pero la Biblia habla de la fe espiritual como “…la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, (Hebr...

¿Qué tanto conocemos a Dios?

“Así dijo Jehová : no se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”, Jer. 9:23 y 24. Te has preguntado alguna vez, ¿Cuánto conozco verdaderamente a Dios? Generalmente todos queremos alcanzar nuestras metas, hacer tal o cual cosa, pero lo primero en nuestra vida debe ser conocer a Dios profundamente. Cuando conocemos a Dios podemos desarrollar nuestros dones y talentos positivamente. Si lo que hacemos no proviene de Él, entonces no tiene sentido. Recordemos que nuestra vida va más allá de todo lo natural que hacemos; todo lo que hagamos tiene implicación también en el mundo espiritual. Por tanto, nuestras vidas deben estar más apegadas a lo espiritual que a lo terrenal. Nuestra prioridad debe estar en tener y disfrutar de la presenci...

Reflexiones Cristianas - La Peor Ceguera de una Persona

Nosotros pensamos que la ceguera y la sordera espiritual son solamente del hombre impío. Pero la peor ceguera y sordera es la nuestra, la de quienes tenemos ojos para ver y oídos para oír, cuando volvemos la espalda al Espíritu Santo (Heb. 3:7-8). Nacimos de nuevo para ver el reino de Dios, y nacimos del Espíritu para entrar en este reino (Juan 3:3-5). Nuestros ojos fueron abiertos para ver a Cristo y su reino en nosotros, porque fuimos hechos por Él un reino y sacerdotes para Dios (Ap. 1:6). Pero, como aconteció con aquel ciego de Betsaida, nosotros, al principio, no percibimos claramente las cosas de Dios (Mr. 8:22-25). Los ojos de nuestro entendimiento aún deben ser abiertos que veamos más allá de nuestra redención (Ef. 1:18-19). Por eso es necesario que el milagro continúe, para que podamos ver totalmente. Necesitamos volvernos fructíferos en el conocimiento de Cristo. Para esto tenemos que añadir a nuestra fe la virtud. La fe sin obras es muerta, pero la fe operante, la fe que...